Opinión

La cárcel o el cementerio

Por Martín Santiváñez Vivanco
@viejoreino

Los terroristas latinoamericanos del último siglo han empleado el disfraz de guerrilleros románticos que luchan en nombre de la libertad mientras se alzan en armas y amenazan al Estado, ansiosos de reemplazar débiles y corruptas democracias por sendas utopías ácratas. Así, durante décadas, protegidos por un manto de pureza ideológica, los terroristas latinoamericanos buscaron legitimar el derramamiento de sangre empleando el viejo concepto de “cuota” maoísta. Para el terrorista, algunas personas han de morir en aras de la redención popular. Pero el voluntarismo político, por más que se revista de solidaridad y “opción por los pobres”, cuando asesina, cambia de nombre, transformándose en terrorismo puro y duro, sin progreso y sin gloria.

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