
Las protestas que sucedieron a diario la semana pasada y que motivaron al Gobierno ecuatoriano a retirar «temporalmente» dos polémicos proyectos del Legislativo sobre herencias y plusvalía, volvieron anoche a Quito, pese al llamado al diálogo formulado el lunes por el presidente del país, Rafael Correa.
Un grupo de manifestantes se concentró, como la semana pasada, en la avenida de Los Shyris, en el casco comercial de la capital, donde otro del oficialismo también acudió a ese lugar, aunque ambos separados por un nutrido contingente policial.
Con banderas negras, los opositores volvieron a gritar la consigna «Fuera Correa, fuera«, mientras en el lado oficialista la de «Correa no se va«.
En otro sitio de la ciudad, estudiantes de un colegio quiteño salieron a las calles para protestar contra el Gobierno y se produjeron ligeros choques con la Policía, sin mayores consecuencias, según reportes de ciudadanos por la red Twitter.
Aunque las manifestaciones remitieron en convocatoria e intensidad, grupos contrarios a Correa han llamado, a través de las redes sociales, a nuevas protestas hasta que el mandatario retire de manera definitiva los proyectos legales.
Y es que Correa decidió retirar de manera «temporal» de la Asamblea Nacional los proyectos de reformas a las leyes de herencia y plusvalía para, según él, conseguir un ambiente de tranquilidad y paz, de cara a la visita del papa Francisco, entre el 5 y el 8 de julio próximo.
Correa también desafió a la oposición a que solicite la revocación de su mandato por vías constitucionales, aunque dijo estar seguro que derrotará nuevamente a sus adversarios en ese eventual plebiscito.
Lasso anunció una manifestación para el próximo viernes en Guayaquil y expresó su esperanza de mantener un debate con Correa, quien ayer aseguró que archivaría definitivamente las dos polémicas leyes si le demuestran que ellas afectan a los sectores pobres y a la clase media.
El mandatario izquierdista aseguró que las protestas de la oposición defienden los intereses de un pequeño grupo de familias acaudaladas que se oponen a gravámenes sobre las herencias y las ganancias extraordinarias sobre el valor de los bienes inmuebles.
Nebot, de tendencia de derecha, criticó además que se haya usado la venida del papa como argumento para, según él, ganar tiempo y luego presentar los mismos proyectos: «Es decir, al atropello a los derechos, ahora se suma el engaño».
Los obispos exhortaron «tanto al Gobierno como a la ciudadanía en general, a mantener en forma permanente este diálogo, porque en palabras del papa Francisco ‘no puede haber paz sin diálogo'». EFE (I)