Tras los pasos de Susana Cordero

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

Nacida en Cuenca, el 6 de junio de 1941, la doctora Susana Cordero es indudablemente una de las mujeres más notables de la cultura nacional. Sus valores y virtudes se han visto reflejados en su eterno compromiso hacia la correcta utilización del lenguaje y el análisis y evolución del idioma. Es una brillante académica y conocedora, además de ser una investigadora imparable cuya actividad le permite derrochar una inmensa sabiduría.

La importancia del lenguaje radica desde las tradiciones orales hasta la escritura en viejos pergaminos que se almacenaban en las bibliotecas de la Antigua Grecia o en las de ese místico Egipto de faraones y escribas. Siglos después,  tras el descubrimiento de América, el 12 de octubre de 1492, las lenguas nativas de ciertas partes de Amerindia se mezclaron con el dialecto español. Gracias a ese mestizaje en Ecuador heredamos palabras del quichua y del castellano que componen nuestra expresión y dialecto cotidiano. El idioma es parte de nuestra raza, cultura y tradición.

Tras habernos independizado de España y quedarnos con este enriquecedor idioma que nos daría una identidad hispana, surgieron las Academias de la Lengua que se desprenden de la máxima llamada Real Academia Española (RAE), hoy conocida como Academia de la Lengua Española (AEL) que en conjunto con las demás Academias se forma la ASALE (Asociación de Academias de la Lengua Española). Anteriormente el diccionario era conocido como DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española) pero tras grandes avances —entre ellos de un proceso de democratización de la lengua— se lo conoce como DEL (Diccionario de la Lengua Española). 

La Academia Colombiana de la Lengua es la más antigua de las corporaciones a nivel americano, se fundó en 1871. La segunda más antigua es la Academia Ecuatoriana de la Lengua fundada el 15 de octubre de 1874 en Quito, durante el gobierno de Gabriel García Moreno: hombre comprometido con la cultura y la educación. Desde esos años, la Academia Ecuatoriana de la Lengua nunca fue dirigida por una mujer hasta el nombramiento de la Doctora Susana Cordero en 2013.

La responsabilidad de doña Susana ha sido inmensa. Su libro titulado Albert Camus, de la felicidad a la moral es una obra maestra del ensayo ecuatoriano. Sus páginas no sólo nos transporta a esos años de guerra donde Camus luchaba contra los demonios de la guerra, sus aspiraciones para ser escritor y sus inspiraciones para redactar El extranjero o La peste, sino que es un estudio a detalle de su vida y de los recursos literarios y discursivos de las obras de un emblemático Premio Nobel de Literatura.

Susana Cordero pasó gran parte de su infancia y juventud en Madrid hasta que se radicó en la capital del Ecuador en 1960. Fue rectora de la Universidad de Otavalo, fue Maestra en la Facultad de las Ciencias de la Educación, Coordinadora de trabajos en la ASALE, la RAE y la AEL, articulista de diario El Comercio, Catedrática del Departamento de Educación Continua en de la Universidad Católica de Guayaquil y Secretaria de la Dirección de la Biblioteca Municipal de Quito. El pasado 7 de octubre de 2020 fue condecorada con la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel la Católica por su contribución a la defensa del castellano y el acercamiento entre los pueblos a través del idioma.

Sus siete años al frente de esa dignísima entidad cultural como lo es la Academia Ecuatoriana de la Lengua, se han visto coronados por tan importante distinción. Aquella condecoración se la dio el embajador de España, Carlos Abella y de Arístegui (quien es hijo de la afamada pintora y escultora Pilar de Arístegui, autora de novelas como Laberinto de intrigas, El árbol de fuego y La diamantista de la emperatriz. De Arístegui es conocida por sus enciclopedias en historia del arte y por destacar el rol de la mujer en este campo). Carlos Abella y de Arístegui heredó igualmente el talento de su madre y en Ecuador publicó un libro titulado Investigación y Desarrollo, Cooperación Española en el Sistema de Investigación, Desarrollo e Innovación en Ecuador.   

En el discurso de la Doctora Susana Cordero, a propósito de su merecido galardón, se puede destacar lo siguiente:

Cuando se consumaron las independencias, en los primeros años del siglo XIX, un número significativo de líderes políticos e intelectuales de las nuevas repúblicas se plantearon el problema de su identidad cultural. Habían cortado, merced a las insurgencias y las largas guerras, los lazos políticos con España… Se habían pertrechado de sus propios gobiernos y contaban con medios para desarrollar sus programas como Estados desembarazados de la tutela de la metrópoli que los había dominado durante tres siglos. Pero no se habían podido cortar los lazos culturales… Algunos creyeron que era imprescindible conquistar la independencia cultural y, especialmente, lingüística, que completaría la independencia política”

La lengua es el lazo cultural más importante: se hereda, se cambia, pero nunca hay que permitir su destruición mediante populismos y aberraciones como el mal llamado “lenguaje inclusivo” que sólo busca terminar con nuestra hermosa lengua. La lingüística es la base para la construcción de un idioma y permite entender su maravillosa complejidad y evolución natural. Gracias a esa comprensión maestros como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez y Miguel Ángel Asturias pudieron moldear vocablos del español y perfeccionar su escritura.

Ya lo decía el rey Carlos I de España: “El francés es el idioma del amor, el alemán es el idioma de la guerra, el italiano es el idioma de la política, el inglés es el idioma de los caballos y el español es el idioma para hablar con Dios”.   

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