Tottori, Japón
Para transliterar el japonés a la fonética de las lenguas romances se utilizan dos sistemas: Hepburn y Kurei.
El primero, destinado a los hablantes extranjeros, fue diseñado en 1867 por el misionero estadounidense James Curtis Hepburn; y el segundo, propuesto por el Ministerio de Educación de Japón para enseñarlo dentro de su sistema educativo, se creó en 1937, basado en la fonética japonesa; sin lugar a dudas, el de uso más extendido es el Hepburn.
Por otro lado, la institución que rige las normas del castellano es la Real Academia Española (RAE) que, junto a las 22 Academias de la Lengua de todos los países hispanohablantes, forma la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), cuyo diccionario en línea es el más consultado para palabras en español –con dos millones de visitas diarias–; dentro de sus 88.000 entradas, cuenta con 54 palabras del japonés (las que yo pude encontrar).
Cada cierto tiempo, la RAE integra al Diccionario de la Lengua Española (antes DRAE, hoy DLE) extranjerismos y neologismos que, por sugerencia de expertos y hablantes, se ve obligada a aceptar dentro del diccionario; por lo que la digitalización de las consultas ha aportado dinamismo a la incorporación de nuevos términos, que ha ocurrido por lo menos cinco veces desde que se publicó la versión en línea del DLE, en 2001.
Por el contrario, los cambios en la edición impresa han sido más espaciosos, ya que su última edición es de 2014 (23º), y la anterior a esa, de 2001 (22º).
Las reglas del español moderno indican que cualquier palabra que no aparezca en el diccionario –o que sea un extranjerismo–, debe ir escrita en cursivas, dado “su carácter ajeno a la ortografía del español” (RAE, 2014); incluso algunas aparecen en el diccionario en cursivas.
En el caso del japonés, de los 54 japonesismos de la versión digital del DLE, cinco aparecen en cursivas, tres con la indicación “voz japonesa”: bushido, ninja y sushi, y dos como “voz inglesa y esta del japonés”: geisha y jiu-jitsu; asimismo, también hay palabras como “samurái” o “bonsái” que se han convertido en diptongos tildados en su castellanización.
Según las investigaciones del lingüista de la Universidad de Córdoba (España), Rafael Fernández Mata, la mayoría de japonesismos incorporados al español están relacionados con las artes marciales; en segundo lugar, con respecto a los incluidos en el DLE, se encuentran los términos relacionados con la guerra o gobierno y, en tercer lugar, los que tienen que ver con la comida.
Hoy existen muchas palabras en japonés con las que cada vez los hispanohablantes estamos más familiarizados; esto se debe, sobre todo, a la gran difusión de la cultura popular japonesa, en especial del anime y la gastronomía. La mayoría de términos se usan tal cual en japonés y se escriben utilizando el sistema Hepburn.
El impacto de este fenómeno aún no ha llamado realmente la atención de la Academia, ya que ni siquiera se ha hecho oficial la palabra japonesismo, para referirse a los préstamos o palabras de origen japonés, aunque ya se usa en el ámbito académico, como en las investigaciones de Fernández Mata, quien cita varias listas de términos encontrados en distintos diccionarios y al final propone 92 palabras con grafía castiza en su tesis doctoral de 2016, de más de 700 páginas.
De esa lista, aquí solo se han tomado las palabras que aparecen en el DLE; en mi opinión, algunas de sus propuestas suenan algo forzadas, por ejemplo, escribir “Toquio” en lugar de “Tokio”, puesto que la letra “K” también existe en el abecedario castellano. Lo mismo que “iaquitori” (yakitori) o “uasabi” (wasabi), que no aparecen en el DLE, en las cuales suprime el uso de la “y” y la “w”.
Siguiendo la clasificación propuesta por el lingüista cordobés, los japonesismos recogidos de tres listados incorporados al DEL, son los siguientes:
Artes marciales y deporte (9) | aikido / dan / jiu-jitsu / judo o yudo / karate o kárate / karateca / kendo / sumo / yudoca. |
Guerra o gobierno (10): | bushido / catana o catán / daimio / harakiri o haraquiri / kamikaze / mikado o micado / ninja / nipón/a / samurái o samuray / sogún. |
Cocina y alimentación (8): | caqui o kaki / sake / soja o soya / surimi / sushi / tofu / tempura / ajinomoto. |
Artes (4): | geisha / ikebana / kabuki / maque (laca, barniz). |
Ocio (7): | karaoke / manga / origami / sudoku / ikebana / emoji / kabuki. |
Religión y filosofía (4): | bonzo / sintoísmo / sintoísta / zen. |
Escritura y literatura (2): | haiku o haikú / tanka. |
Vivienda y mobiliario (3) | biombo / futón / tatami (el DLE menciona solo su uso en el ámbito de las artes marciales, muy distinto al tatami original de las viviendas japonesas). |
Vestimenta (2): | quimón / quimono o kimono (el DLE hace referencia a que el traje que se utiliza en la práctica de las artes marciales lleva el mismo nombre). |
Botánica (2): | bonsái / moxa (hierba para quemar). |
Economía (2): | sen (moneda) / yen (nombre de la moneda japonesa, que en japonés sería “en”). |
Otros (1): | sunami o tsunami. |
En esta lista existen varios tipos de palabras: las que se clasifican como “voz japonesa” o “voz inglesa y esta del japonés”, que van en cursivas, indicadas anterioremente; las adaptadas al español, algunas escritas de dos formas como “samurái” o “samuray” y “haiku” o “haikú”; las que llegaron del japonés a través del inglés como “tofu” –cuajada de leche de soja– o “moxa” –hierba para quemar–; y, en el caso de “quimón” (quimono o kimono), del japonés a través del portugués.
El criterio para incorporar las palabras del japonés no está unificado, como en el caso de “caqui” o “kaki”, donde fácilmente podría haber ambigüedad entre el color y la fruta. También la palabra “haiku” sería mejor escribirla sin acento y con cursivas, ya que se trata de una manera de pronunciar ajena al español, así como “harakiri” o “haraquiri”, porque la letra “h” japonesa suena como la “j” en español y no resulta natural. Por otro lado, “sogún”, “sintoísmo” o “sintoísta” en japonés se pronuncian con el sonido “sh”, por lo tanto esa grafía representa mejor la pronunciación original.
Este listado se queda corto frente a los numerosos vocablos que se están usando entre los hispanohablantes como: “sashimi”, “ramen”, “nori”, “otaku”, “nintendo”, o los 92 analizados por Fernández Mata, referente fundamental en este tema y quien propone la castellanización de los japonesismos.
A pesar de que la mayoría de definiciones del diccionario, aunque escuetas, resultan bastante acertadas, la de “tatami” no menciona que se trata de una esterilla que es parte primordial en las casas tradicionales japonesas, muy usada incluso en la actualidad; y a la de sushi también le falta que se explique la principal característica de este platillo: que el arroz hervido tiene que ser avinagrado.