Con gorra echada para atrás, su mirada pícara y la sensación al hablar de que no ha roto un plato en su vida, Holger Rune, uno de los tenistas que se aman o se odian, será el rival de Carlos Alcaraz en los cuartos de final de Wimbledon.
«No soy el chico malo», se defendió el danés hace unas semanas, después de protagonizar uno de los grandes enfrentamientos del año, contra el público de Madrid y después de borrar la marca de una bola de Alejandro Davidovich.
La gente se le echó encima y el juez de silla le pedía tranquilidad. Lo mismo le ocurrió unas semanas atrás, en Montecarlo y contra el italiano Jannik Sinner, que contaba con mucho apoyo en la grada. El danés mandó callar a los aficionados, al tiempo que les alentaba a seguir increpándole.
Es su actitud, el personaje que se ha creado y con el que a veces no está de acuerdo. «No soy un chico malo, eso seguro. Es normal que en algún momento te ocurran estas situaciones, porque muchos tenistas en el circuito han experimentado cosas parecidas», replicó el jugador de 20 años, que protagonizará los cuartos de final más jóvenes de la historia de Wimbledon.
Con Alcaraz
«De pequeño ya era muy nervioso», recuerda Alcaraz, que le conoce bien, puesto que se cruzó por primera vez con él en un cuadro en Pula, en el Mundial sub-10, y le conoció un par de años más tarde en Mallorca, donde ya jugaron juntos. El ‘clip’ que se ha hecho viral, desde que los dos saltaran a la fama, es de Les Petis As, con trece años ambos, cuando jugaron en dobles y llegaron hasta semifinales del torneo.
«Tengo muchas ganas de este partido, hemos compartido muchos momentos y hemos jugado juntos desde los doce años. No es que nos escribamos todos los días, pero nos conocemos muy bien», explicó el español.
«Siempre ha sido un jugador con mucha pasión en la pista, con mucha energía, ya desde que éramos junior. Creo que ahora es lo mismo, pero mucho mejor. Ha mejorado mucho y muy rápido», agrega Rune, que está asesorado por Patrick Moratoglou y siempre está acompañado por su madre en los torneos.
Esta no se ha perdido ni un solo entrenamiento desde el comienzo de la gira de hierba y además de ejercer como agente del tenista, también lo hace de talismán.
Rune y Alcaraz, desde niños.
Profesional a los 16
Aneke se marchó del partido que su hijo jugaba contra Alejandro Davidovich para fumar y al ver que a Rune le iba a bien no paró de fumar cigarrillos en la parte de atrás de la pista.
«Iba de arriba a abajo de la calle fumando. Me estaba volviendo muy supersticiosa, porque cada vez que me encendía uno, ganaba un juego», aseguró la madre a Daily Mail.
«Es una gran influencia», manifestó Rune. «Me ayuda a estar en plenas condiciones mentales. Me conoce mejor que nadie. Por eso viaja conmigo en cada torneo. Quiero que esté aquí siempre, porque noto mucho su apoyo y porque si necesito hablar con ella de algo siempre voy a poder hacerlo», añadió.
En lo deportivo, Rune fue campeón de Europa sub-14, se hizo profesional con 16 años, ganó un Challenger con 18 y en enero de 2022 se convirtió en el segundo tenista más joven en llegar al top 100, solo por detrás de Alcaraz, que es apenas unos días más joven que él.
En mayo de 2022, Rune ganó su primer título en Múnich y unos meses después, en París-Bercy, su primer Masters 1.000, lo que le catapultó dentro del top 100. Esta temporada ha logrado octavos en Australia, semifinales en Acapulco y Montpellier, final en Montecarlo y Roma, cuartos en Roland Garros y título de nuevo en Múnich. Los cuartos en Wimbledon son sus terceros en un Grand Slam y los primeros lejos de la tierra batida. EFE
