Pasteurización

Por Fernando Delgado

Como no uso pelo desde hace ya, muchísimas lunas, mi contacto con las revistas brillosas donde está catalogado lo mas flor de nuestra upper class, es esporádico , ósea yo no pongo un pie en peluquerías ni salones de belleza.

Por eso, cada vez que una Cosascarashola o similar se me cruza por el camino, ya sea en sala de espera buena (las malas tienen catalogos de medicinas), o en el kiosko de mi madrina, cuando no tienen alguna de mis revistas, aprovecho para pegarme una monitoreada de estos habitantes de la biopolis , (palabreja SENPLADEANA que me permito tomar prestada, y que en un próximo artículo será analizada).

Veo con cierta preocupación como en los matrimonios sean estos en  Pifo – Puembo -Chillo-Compañía, donde todos ellos usan gafa y todas ellas están a la espera de la primera carrera de Ascot o en los intercambios de aros en Samborondón, en los lanzamientos de la crema que hace que el tiempo retroceda o del carro que me va a alejar del Viagra, las caras son casi siempre las mismas. Y ojo con esto no quiero decir que la señora que acude a ver si Estée Lauder aplaza lo inaplazable , sea la misma que va a ver como Porsche le mantiene hecha una garañona.

Pero las caras son casi siempre las mismas.

Me explico:

Es como si los fotógrafos tuvieran algún tipo de control remoto conectado con los músculos faciales y cervicales de sus fotografiados; el control hace que en el momento que el fotografiado se da cuenta que tiene una ventana de oportunidad para quedar registrados en los anales del who is who criollo, comience a transformarse en uno más, a pasteurizar su individualidad mediante la adopción en tres o menos movimientos de una signature pose.

Entonces, por ejemplo, casi todos los viejos en Cuenca, ante la presencia de Jesús, inmediatamente se colocan, de pie, detrás de sus consortes, quienes se sientan formando una media luna . Tratan de ser, ellos todos, los gemelos del monumento de Remigio Crespo, con el seño adusto y la mirada de salvador de la patria mientras posan sus manos en los hombros de las espirituales matronas de instantánea, en las que se han transformado sus mujeres para la posteridad

Jesús es el fotógrafo social de Cuenca por excelencia, no creerán que mis conciudadanos se quedan  así por haber visto al Jesuuusss propiamente dicho.

Decenas de personas y poquísimas individualidades, realmente hay solo unas pocas gentes  que no se ahuevan de poner la cara que usan el 99 por ciento del tiempo, porque lo que son los demasitos y demasitas estandarizan su imagen usando unas pocas poses como las que a continuación anoto:

Concorde Aterrizando: Consiste en bajar la cabeza, manteniendo el cuello templado viendo la cámara de frente, esta posición cervical se complementa con los ojos a media asta, mirada penetrante y sonrisita apretada. Parece que quienes usan esta pose se están preguntando eternamente: ¿Quién se peyó?

Una y Diez: Pose que deben enseñar a todas las pobres guaguas a quienes someten a temprana edad a clases de modelaje, y las infelices lo único que aprenden es a poner la cabeza inclinada a la derecha imitando la posición de las manecillas del reloj a la hora del almuerzo, esta inclinación generalmente está acompañada de una sonrisita angelical, como la de Diente Frío.

Er Mataor: Manos en los bolsillos, pecho salido, barbilla erguida y cara de vente pá cá, todo esto se utiliza con el uniforme de recién bajado del caballo

Señorita Flor de Durazno 1976: Manito casual en la cintura, espalda escoliótica que hace que la cadera derecha este descentradísima en relación al hombro izquierdo, cabeza una y diez y sonrisa Kolynos, toda tortura es poca para verse más flaca, y sobre todo para que te vean más flaca, las desgras de tus amigas.

Y podría seguir por algunos párrafos más, pero me están llamando para una foto y tengo que practicar mi “sonrisita eterna” que consiste en anclar los dientes en el labio inferior, tratando que no se le bloquee a uno la mandíbula: esta carita de cojudo uno la puede mantener, si quiere, por tiempo indefinido.  Para mayor referencia vea la fotito que engalana el encabezado de este opúsculo.

Más relacionadas