B.I.D. premia proyecto salesiano «Chicos de la calle»

Unos 1.500 menores de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil serán los beneficiados del premio «Juscelino Kubitschek», otorgado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) al proyecto «Chicos de la calle», que busca crear un futuro digno para ellos, según su director, el padre salesiano Francisco Sánchez.

Apoyar a «los más vulnerables entre los vulnerables» es el lema que Sánchez, o Paco, como le conocen en esta urbe porteña, profesa todos los días y que le ha llevado a realizarse «como un mejor ser humano», dijo el sacerdote en una entrevista con Efe.

El premio del BID, otorgado ayer, incluye un aporte de 50.000 dólares que será invertido en el mismo proyecto, que se nutre de donaciones, siempre insuficientes para atender a niños en situación de extrema vulnerabilidad.

Estos chicos, explicó Sánchez, son personas que, aunque tienen algún familiar cercano, viven prácticamente en el abandono y tienen su hábitat en las calles de la populosa Guayaquil y de otras ciudades ecuatorianas.

Sánchez explicó que el proyecto se ejecuta en los barrios «más marginales» de Guayaquil, como la Isla Trinitaria, donde se han adecuado albergues para acoger a los menores.

De los 1.500 chicos que atiende el proyecto, 350 niños y adolescentes presentan una mayor vulnerabilidad, precisó Sánchez, al recordar que estos menores, a veces, no tienen cerca a ningún familiar.

Por eso, la fundación que dirige busca cualquier lazo familiar, por distante que sea, pues ello representa una garantía para ejecutar de forma integral la asistencia.

Es ese vínculo el que permite «la transformación, el cambio» de los menores, ya que afianza la posibilidad de un futuro mejor, añadió el sacerdote salesiano.

El proyecto provee servicios de educación, salud, recreación, y formación en valores y ciudadanía, lo que les aleja de los peligros y les brinda los insumos para una vida más digna, agregó Sánchez.

Para el padre Paco, lo más importante es intentar «reinsertarlos en sus familias», por eso el otro capítulo del proyecto es «el trabajo con los familiares», que también afrontan condiciones precarias.

Siempre faltarán recursos y por eso es «una gran alegría que tengamos unos recursos más (por el premio del BID) para invertirlos en este proyecto», apostilló.

Sánchez, además, ve el futuro en los ojos de sus chicos. «Pese a sus limitaciones o vulnerabilidad, son niños alegres con lo poco que les ofrecemos y que lo aprovechan. Lo fundamental es estar con ellos, saber que tienen oportunidades para salir adelante».

A sus 54 años de edad, el padre Paco recuerda bien cuando hace cuatro años llegó a Guayaquil para dirigir el proyecto y no olvida que para esto hay que tener «vocación para asistir a los más necesitados».

Hay que «seguir visibilizando lo que estamos haciendo», la asistencia que brinda el equipo de la «Casa Don Bosco», para generar una mayor «concienciación de la realidad de pobreza», añadió el sacerdote salesiano, quien pregona un «cambio en la sociedad» para que se reduzcan las grandes desigualdades en Ecuador y «en nuestra América Latina».

«Este no es un problema de unos pocos sino de todos, para que haya una vida con más dignidad», subrayó Sánchez.

Además del proyecto ecuatoriano, el BID premió el miércoles al Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) de Argentina, a la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) y al Instituto Mexicano de Investigación de la Familia y Población (IMIFAP).

En total se presentaron 337 candidaturas. EFE

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