Plantón en Quito para rechazar aumento de crímenes

Cerca de 800 personas se congregaron ayer a la altura de la gasolinera Mobil de Miravalle. Vestidas de blanco, con rosas y camisetas del mismo color, para simbolizar la paz, comenzaron a llegar familias de los sectores aledaños para pedir que cese la violencia. Esto, en respuesta al asesinato del viernes 2 de septiembre de Francisco Espinosa Álvarez.

A las 18:30, hora de la cita, arrancó la caminata de no más de quinientos metros. Fue hacia el sitio en donde Espinosa recibió los disparos que acabaron con su vida. El trayecto se realizó en silencio. Al frente iban dos jóvenes portando una pancarta en rechazo a la violencia. Atrás venían niños, mujeres, hombres de todas las edades. Muchos de ellos con velas encendidas.

El lugar resultó pequeño, por eso se tomaron los costados de la carretera. No hubo discursos ni proclamas políticas. Apenas tres personas quisieron hablar con la prensa. Sus palabras fueron para exigir seguridad y que en el país cese la violencia.

Los familiares de Espinosa no quisieron hablar. Uno de ellos se limitó a entregar una hoja que llevaba como título “Oración por la Paz de San Francisco de Asís”, y mientras la entregaba decía que esa era su declaración.

Al cabo de unos minutos, el silencio se convirtió en pitos de los autos en respaldo. No hubo quejas por lo pesado que se puso el tráfico. Había solidaridad hacia los presentes. En pequeños grupos se comenzó a rezar la oración. Luego de ello se soltaron los globos y una paloma blanca.

Pero la gente no se quiso ir. Se quedaron a un costado de la vía y permitieron que el tráfico se reanude de regreso hacia Quito. Estuvieron así como 20 minutos. Luego se planteó apostarse a lo ancho de la carretera y lo hicieron. Estuvieron no más de cinco minutos. Los autos detuvieron su marcha y permanecieron en silencio. Luego volvieron los gritos de “pite por la paz”.

En el puente que queda cerca de la gasolinera quedó colgado el cartel que decía “No al sicariato”. Al cabo de una hora, la gente se retiró de a poco a sus hogares. (SL)

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