Papandreu tambalea. Occidente en vilo por la crisis griega

Occidente contiene la respiración mientras la crisis de Grecia evoluciona de manera dramática en cuestión de horas. La última noticia es que la derecha decidió apoyar al primer ministro Giorgios Papandreu, que este accede a la conformación de un gobierno de unidad nacional, y que incluso, hasta podrían desechar el referéndum sobre los recortes sociales inevitables si aceptan el salvataje propuesto por Europa. Hace un par de horas, la noticia era el rumor de que Giorgios Papandreu había ofrecido su renuncia al gabinete para descomprimir la situación ante la clara falta de respaldo de algunos miembros de su Gobierno a la consulta.

Lo único cierto es que nada está claro. Papandreu había convocado una reunión urgente del Consejo de Ministros para ver cómo resolvía su futuro político. El primer ministro vio cómo se desfragmentaba su Gobierno a falta de un día de someterse ante la moción de confianza en el Parlamento. Se caía también, entonces, su intención de convocar un referéndum para que fuera la ciudadanía la que eligiera si quería seguir sometiéndose a medidas de ajuste a cambio de recibir la ayuda de la Unión Europea.

Los líderes de Alemania y Francia, Angela Merkel y Nicolás Sarkozy anunciaron ayer, después de conferenciar con el primer ministro griego, George Papandreu, que el referéndum griego para aprobar los recortes fiscales, necesarios para recibir la ayuda europea, será el 4 o 5 de diciembre y hasta que se conozcan sus resultados no se le dará a Grecia la ayuda prevista de 8.000 millones. «Necesitamos un euro fuerte, con o sin Grecia», dice la canciller alemana, Angela Merkel.

Papandreu, el martes, reunido con los líderes de Europa.
El primer ministro griego George Papandreou viajó el miércoles a este balneario de la Costa Azul para explicar a los líderes europeos su plan de someter a referéndum el ultimo plan de rescate — y las medidas de austeridad — que necesita Grecia para evitar la bancarrota. Para ir adelantando el trabajo, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, advirtió al país mediterráneo que rechazar el plan de rescate tendrá consecuencias «dolorosas» para su población. Bruselas ya confirmó que no dará los 8.000 millones del sexto tramo del primer plan de asistencia financiera, lo que estrecha el margen de actuación de Atenas.

Tal y como planteó la propia Grecia en su momento, la falta de este dinero dejaría al Ejecutivo sin dinero para poder pagar a sus funcionarios y pensionistas las nóminas una vez acabe diciembre. No obstante, el Ejecutivo de Papandreu ha hecho las cuentas y calcula que tiene reservas suficientes hasta que celebre el referéndum.

La promesa del referéndum causó convulsiones en los mercados financieros y amenaza con dar al traste el plan para lidiar con la crisis de la deuda soberana pactado a menos de hace una semana.

Un triunfo del «no» en el referendum podría provocar un default griego y echar al país del euro, lo cual a su vez significaría la quiebra de bancos débiles y el hundimiento de la economía global en una nueva recesión. Hay motivos más que suficientes para pensar que el resultado del referéndum sería negativo -ayer mismo un sondeo daba un 60% de rechazo, aunque el 72% de los griegos quiere seguir en el euro-, lo que provocaría una quiebra descontrolada de Grecia y con ella el desarbolamiento de la eurozona. En esa situación hasta la UE estaría en peligro, según repiten los analistas.

Incluso el calendario de la votación podría afectar dos cuantiosos desembolsos de dinero que necesita Grecia para evitar la bancarrota. Y la espera aumentó la presión que sufre Italia, la tercera economía de la eurozona, con una enorme deuda soberana.

La suerte de algunos de los líderes del G20 podría depender de cómo termina la jugada de Papandreou, y con ello su destino económico. Por ejemplo, el presidente francés Nicolas Sarkozy y el estadounidense Barack Obama encaran arduas campañas de reelección en menos de un año.

Sarkozy había esperado que la reunión de líderes del Grupo de las 20 naciones más industrializadas y en vías de desarrollo, que tendrá lugar el viernes y el sábado, sería la oportunidad de Europa de presentar finalmente al resto del mundo el plan obtenido tras casi dos años de medidas a medias, indecisiones y retrasos.

El desplante de Papandreou puso fin a tan ambicioso plan.

Sarkozy y la canciller alemana Angela Merkel citaron a Papandreou en este balneario de la Costa Azul y continuarán insistiendo que el acuerdo de rescate de 130.000 millones de euros (177.000 millones de dólares) pactado la semana pasada sigue siendo «la única manera» de solucionar el problema griego.

«Alemania y la totalidad de la comunidad internacional intentan actuar en solidaridad y de forma responsable con Grecia, pero existe también una responsabilidad por parte de Grecia hacia sus socios europeos», dijo el vocero de Merkel, Steffen Seibert, en Berlín.

«Los países de Europa — especialmente los países de la eurozona — están tan integrados que toda decisión seria en una capital afecta a otros países».

El ministro de Hacienda irlandés Michael Noonan dijo que un rápido referéndum es la única manera — aparte de un adelanto electoral — de limitar el daño, posición que será repetida por Sarkozy, según un funcionario francés que habló a condición del anonimato.

«Si tenemos que pasar la Navidad y Año Nuevo aguardando a que los griegos tomen una decisión, la situación será mucho más caótica», dijo Noonan.

Un funcionario europeo de alto nivel advirtió que Atenas podría ser empujada a la quiebra si realiza el referéndum y los analistas dieron que el plan más amplio de la eurozona — para proteger a países como Italia y España — podría fracasar.

Tras una reunión del gabinete de siete horas, los ministros de Papandreou «respaldaron totalmente» su propuesta de referéndum y prometieron realizar la consulta «lo antes posible», dijo el miércoles por la mañana el vocero gubernamental Ilias Mossialos.

Empero, el gobierno de Papandreou encara el viernes una moción de censura en el parlamento.

* Con información de AP, desde CANNES, Francia.

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