Mercado fauleado

Por Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

La Ley Antimonopolios no se creó para controlar monopolios sino para complicar la vida a las empresas privadas. La prueba es que hay un caso evidente (y en proceso) de monopolización de un mercado y las autoridades no van a hacer nada al respecto. Se trata de un mercado de unos $12 millones al año, donde, hasta hace unas semanas, la competencia era limitada, pero hoy hay una monopolización absoluta.

En ese mercado había unos 40 oferentes (o productores o vendedores, llámelos como quiera) y unos 7 potenciales compradores, por lo que era un mercado con pocos participantes. Para complicar las cosas, había unos 5 grandes vendedores, unos 4 medianos y unos 30 pequeños. Por el lado de los compradores, en realidad había solo 4 realmente importantes.

Pero por la reciente decisión de un gremio, todos los vendedores se unifican (a la fuerza) y va a haber un solo representante que venderá todo. El mercado pasó, en términos técnicos, de un «oligopolio bilateral» a un monopolio. En términos criollos pasó de «no muy bien» a «bastante mal».

Estamos hablando del mercado de derechos de transmisión de fútbol en el Ecuador, donde antes había unos 5 grandes equipos que vendían los derechos para transmitir sus partidos, unos 4 equipos medianos hacían su parte y múltiples equipos pequeños con una participación marginal. Por su parte, de las 7 cadenas de TV de alcance nacional, solo las 4 mayores jugaban un rol significativo en la compra de esos derechos.

Pero ahora, por la decisión del gremio que agrupa a todos los equipos, el mercado se monopolizará completamente. Habrá un solo oferente que, como todos los monopolios, tratará de cobrarles lo más posible a sus clientes. Y sus clientes pueden ser un canal de TV, varios canales de TV o millones de suscriptores del «canal del fútbol».

El caso es evidente y público. Y está en proceso de consolidarse. Una autoridad antimonopolios debería actuar de oficio y, simplemente, prohibir esa evidente limitación a la competencia.

Pero no lo va a hacer porque, como ya lo señalé, la Ley no fue hecha para estos casos. Es más, la Ley no se llama «Antimonopolios» sino «de Control y Regulación del Poder del Mercado», lo que claramente insinúa que quiere limitar al mercado en lugar de volverlo más competitivo.

Y en este caso, los perdedores serán los canales de TV que tendrán que pagar una fortuna por los derechos de transmisión y seremos los consumidores que tendremos que soportar todavía más publicidad en los partidos o que, sencillamente, tendremos que pagar por suscribirnos al monopólico canal del fútbol. Me encantaría equivocarme.

Me encantaría que una rápida intervención de la autoridad me quite todos los argumentos de este artículo. Me temo que eso no va a pasar.

* El texto de Vicente Albornoz ha sido publicado originalmente en el Comercio, y reproducido aquí con la autorización de su autor.

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