Sobre el 8 de marzo y la marcha de las putas

Por Miguel Molina Díaz
Quito, Ecuador

Un sol delator abre el cielo de la ciudad y un día cálido comienza a entreverse. Podría ser cualquier ciudad Latinoamericana pero es Quito. Pronto, las avenidas se llenan de automóviles como los buses del transporte público se llenan de pasajeros. Los rostros amontonados de la gente se pueden ver apretados contra las ventanas de los buses y alimentadores. A lo largo y ancho de la ciudad, mujeres son victimas de manoseos y groserías en el inevitable transporte público. Es 8 de Marzo. Día Internacional de la Mujer. Nada cambia.

Pasadas las 8 de la mañana los simpatizantes del gobierno revolucionario comienzan a llegar a la Plaza de la Independencia. Esperarán largas horas el aparecimiento del líder, oirán sus cantos, insultos y consignas. Desde Morona Santiago, el corazón de la Amazonía ecuatoriana, los dirigentes indígenas se preparan con ritos ancestrales para zarpar a la Capital de la República en su cruzada de oposición. Llegarán el día 22 de marzo.

Los ex aliados del gobierno se ponen sus trajes de campaña y se encaminan al parque El Ejido. Deciden encontrarse en el monumento a la Hoguera Bárbara desde donde partirá su marcha hacía la Asamblea Nacional. Cuando llegan un cerco policial sin precedentes les impide acercarse a la sede del legislativo. Lamentan que no pudieron llegar los refuerzos de provincias porque el gobierno revolucionario –en una jugada maestra- les dejó sin buses.

La concentración gobiernista esta planificada con todos los detalles. Sanduches y refrescos. Baños municipales. Las ministras del gabinete revolucionario llegan para encabezar la marcha. En Carondelet espera el presidente y los demás secretarios de Estado (el Canciller se encuentra dando una rueda de prensa con el Fiscal General –llamado a investigarlo- sobre el caso de la “Narcovalija”).

Pasadas las 3 de la tarde el Presidente sale del Palacio y sube a la tarima. Su discurso comienza declarando que las concentraciones de aquellos que lo quieren desestabilizar han sido un “total fracaso”. Los califica: “odiadores, conspiradores, retardatarios, sufridores…” Anuncia que esperará a los que llegarán el 22 de marzo y defenderá la Revolución. Decide referirse a las mujeres en su día. Nada menciona sobre las piernas de las asambleístas de su partido, esas que en diciembre le causaron tal impresión viéndose obligado a solicitar que se les suba el sueldo en virtud a sus “minifaldas impresionantes”. Las masas alzan las banderas verdes y gritan: ¡Relección!

Cuando llega la tarde se ve a mujeres salir de sus trabajos con rosas en las manos. Probablemente llegarán a cocinar a sus casas mientras sus novios, esposos, padres, hermanos e hijos están atentos al noticiero para oír lo que opositores y gobiernistas declararon hoy en las marchas y contramarchas. Algunas se enteran sobre la “Marcha de las Putas” del sábado. Piensan -¿en secreto?- que esa noticia es lo único bueno que les aconteció el 8 de marzo. Lo único bueno que aconteció en la ciudad. Seguramente muchas no irán por vergüenza o por imposición de sus familias. Pero de todos modos es bueno que haya una marcha de Putas–con mayúscula-, piensan. A una de ellas se le ocurre que el presidente de la república debería ir a esa marcha para aprender un poco sobre feminismo y respeto a la mujer. Sobre todo él, machista para contar chistes, machista para gobernar, machista para relacionarse con la gente.

Se acerca la noche del 8 de Marzo –Día Internacional de la Mujer- y las calles de la ciudad siguen sucias con los carteles de la oposición y del gobierno, y las fundas de sanduches que la revolución compartió con sus adeptos. No hay la sensación de que se haya recordado a las mujeres y sus luchas, menos sus conquistas. Queda solo el olor a la parafernalia oficial; los insultos y amenazas que desde el poder se lanzaron. Las Mujeres de la ciudad, por todos lados, suspiran. Otro día se acaba sin reivindicarlas, sin respetarlas, sin dejar de atropellarlas. Botan a los basureros las flores de la prepotencia para que mueran sin pena ni gloria. Solo les resta esperar a que llegue la Marcha de las Putas.

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5 Comments

  1. yA VEO QUE LIBERTAD DE EXPRESIÓN TIENE ESTE DIARIO Y ESTE TIPO MIGUEL MOLINA QUE PARECE COMPLACIDO EN SU FOTO AL CALIFICAR DE PUTAS A UNA MARCHA DE MUJERES, PUTAS, QUE DIRIA SU MADRE O HERMANAS O SU ABUELA AL CONCIDERAR PUTAS., EN FIN EXISTE LIBERTAD DE EXPRESIÒN EN ESTE PAIS Y POR ESA LIBERTAD DE EXPRESIÓN ADQUIERO LA MIA Y TE DIGO A TI MIGUEL TU ERES UN CABRÒN ESO SI DE LOS OLIGARCAS DE TUS AMOS, CABRON LAMECUÑLO DE TUS PATRONES.

    debes respetar y pensar lo que escribes

    • Porqué insulta????
      En todo lo que dijo no hay un solo argumento; seguro leyó el editorial???
      Seguro para usted el insulto es un argumento muy bien pensado y sobre todo respetuoso.

  2. Te felicito por estar tan sumiso ante la ideología dominante. ¿En verdad te consideras un crítico? ¿En verdad crees que criticar significa defender lo que los dominantes piensan? Yo apoyo totalmente el feminismo, la equidad de género y la liberación en general. Apoyo cualquier discurso libertador pero, sinceramente, el tuyo no lo es. ¿Te parece critico escribir un articulo acerca de la liberación femenina que tiene como punto de partida el día donde se demuestra la dominación de manera mas explícita, un día que se le otorga a la mujer para reivindicar la debilidad que la sociedad le otorga? 

  3. excelente artículo… una pena que este nivel de redacción todavía quede lejos del nivel de lectura de algunos foristas de este espacio. Antes de insultar deberían aprender a leer. No es tan difícil. En serio.

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