Opinión

Prohibido protestar

Por Carlos Jijón
Guayaquil, Ecuador

Cosa curiosa, en los malhadados tiempos de la partidocracia era permitido protestar. Lo reflexiono mientras decenas de buses con campesinos son bloqueados en las carreteras para evitar que se dirijan a Quito a protagonizar lo que había sido anunciado como la madre de todas las protestas en contra de las concesiones mineras del Gobierno de Rafael Correa, un político que ha contribuido a la doctrina constitucional ecuatoriana con dos conceptos innovadores: el de los derechos de la naturaleza y el derecho a la resistencia.

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Opinión

Sobre el 8 de marzo y la marcha de las putas

Por Miguel Molina Díaz
Quito, Ecuador

Un sol delator abre el cielo de la ciudad y un día cálido comienza a entreverse. Podría ser cualquier ciudad Latinoamericana pero es Quito. Pronto, las avenidas se llenan de automóviles como los buses del transporte público se llenan de pasajeros. Los rostros amontonados de la gente se pueden ver apretados contra las ventanas de los buses y alimentadores. A lo largo y ancho de la ciudad, mujeres son victimas de manoseos y groserías en el inevitable transporte público. Es 8 de Marzo. Día Internacional de la Mujer. Nada cambia.

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Opinión

Este 8 de marzo

Por María Fernanda Egas
Miami, Estados Unidos

Era un fin de agosto del 2005 cuando asistí a un foro sobre “Integración Latinoamericana”, en el Memorial de América Latina, evento organizado por el Foro Social de Sao Paulo y la Universidad de Sao Paulo (USP), Brasil. Las exposiciones mostraron datos poco alentadores sobre los intentos históricos de unir las venas de este continente maravilloso. El visionario por excelencia, Simón Bolívar, es un soñador todavía, 180 años después. Con excepción de algunos tratos comerciales, se ha visto poca voluntad política para lograr este ideal, porque la integración no puede ser solo económica, sino también cultural, política, estructural y social. […]

Opinión

8 de marzo… ¿día de la mujer?

Por Lula Garay de Gilbert
Guayaquil, Ecuador

Es cierto que nuestra imagen de fragilidad, en algunos casos como un cristal, no revela la garra y la entereza que nos caracteriza. Somos capaces de tener una familia y sacarla adelante. Sea con un pequeño negocio, una empresa, que puede pasar por un taller automotriz hasta un gabinete de belleza. No podemos negarlo: tenemos el don de que con una sola papa podemos alimentar a una familia entera, lo que nos convierte en grandes administradoras. Hacemos que el tiempo se divida, entre el trabajo y la familia; que el sueldo se estire desde nuestro aporte económico en el hogar, hasta que nos rinda para el tinte y la manicura inclusive. Ni que decir de nuestro corazón, este alcanza para todos; los que lo merecen y los que no.

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