YPF para todos

Por Martín Pittón
Buenos Aires, Argentina

No hay una confirmación oficial, pero trascendió un proyecto de expropiación que el Poder Ejecutivo de la Argentina habría enviado al Congreso que prevé que el Estado tome el control del 50,01 por ciento del paquete accionario de YPF. En el Congreso nadie confirma su llegada a la Mesa de Entradas, pero el paper de dieciocho páginas y 62 artículos ya circula. Hay que reconocer que Horacio Verbitzky, un hombre muy bien informado de las sendas que transita el gobierno argentino, no se equivocó cuando escribió en Página 12 que antes de la llegada del frío el régimen tomaría el control de YPF.

El artículo 1 declara de utilidad pública y sujetas a expropiación el 50,01 del paquete accionario de la petrolera, tomando la totalidad de las acciones, 100.145.077, que en la actualidad ostenta Petersen Energía SA y sus sociedades afiliadas y 96.558.291 pertenecientes a Repsol. De esta manera, la familia Eskenazi que fue presentada por el kirchnerismo como emblema de la nueva burguesía nacional, aunque el fondo está radicado en Australia, le pone fin a su aventura petrolera. A decir verdad, el Grupo Petersen no parece haber hecho un mal negocio, ya que entró como accionista a la compañía sin desembolsar dinero comprando su paquete accionario con el reparto de dividendos, lo que implicó según muchos analistas, como Alieto Guadagni y la senadora María Eugenia Estenssoro, que YPF fuera virtualmente vaciada. Según Guadagni, las petroleras nunca distribuyen más del 30% de sus ganancias, en cambio YPF entre el 2008 y el 2010 distribuyó el 142.

El caso de los Petersen, salvando algunas diferencias, bien puede asemejarse al de Esteban Righi: el kirchenerismo deshecha a sus propios aliados con una pasmosa facilidad y la lealtad demostrada no asegura la supervivencia. Cuentan fuentes cercanas a la petrolera que la Presidenta hace un tiempo le habría recriminado a Ezkenazi ciertas actitudes de independencia, especialmente cuando ella le habría trasmitido su preocupación por el déficit de la balanza energética. Aparentemente, Fernández de Kirchner intentó persuadir al empresario que YPF se hiciera cargo de esa mochila. Ezkenazi se rehusó y comenzó la guerra. El castigo fue borrarlo como accionista de la petrolera por los mismos que se lo posibilitaron. Está claro que el kirchnerismo no admitía actitudes de independencia a aquellos que favorecía y el cristinismo mucho menos.

El proyecto de expropiación es una mezcla un poco rara de herramienta de coerción y de intervención de la empresa. Prevé que todo el Directorio sea borrado y que a partir de la vigencia de la ley la empresa no pueda vender sus activos, a menos que la operación esté relacionada con el funcionamiento de la petrolera. El proyecto no es de expropiación puramente dicho, porque abre un margen de negociación con los futuros accionistas expropiados para llegar a un acuerdo; pero si éste no se alcanza el Estado queda con facultades para hacerse con el paquete accionario. En apariencia el gobierno estima que el proceso puede llevar algún tiempo porque estipula plazo de tres años para completarlo.

Semanas atrás cuando la guerra por el control de YPF se cobraba las primeras cancelaciones de pozos, Martin Buzzi, el gobernador de Chubut, que vivía estas operaciones como si bajara de la Sierra Maestra, hizo unas declaraciones que pasaron casi inadvertidas: Quédense tranquilos que las acciones de YPF van a seguir bajando. Buzzi no se equivocó y efectivamente YPF, antes de la suba de hoy, se depreció un 30 por ciento aproximadamente. La estrategia del gobierno era obvia, golpear sistemáticamente para comprar más barato. El proyecto presentado hoy despeja cualquier duda en ese sentido. No sería extraño que todas aquellas áreas que fueron reversadas, palabra muy de moda por estos días, le fueran devueltas a esta nueva YPF liberada y al servicio del proyecto nacional y popular. Tampoco sería extraño que al frente se ponga militantes de La Cámpora, aunque luego de ver los resultados de Aerolíneas Argentinas sería preferible que la Presidenta buscara en otra cantera.

Hay dos preguntas que por estas horas rondan todos los círculos empresarios y políticos. La primera es cuál será la reacción de España, que ya dijo que cualquier acción hostil contra una empresa española sería tomada como una hostilidad a la misma España. La otra pregunta es de dónde saldrán los fondos para hacerse de las acciones. En algún momento se rumoreó que el dinero saldría de la Anses y, aunque se desmintió, no hay tantos lugares a donde el gobierno pueda recurrir.

Sin lugar a dudas, el gobierno emprende una nueva aventura que no garantiza que vaya a haber más energía frente a la crisis que existe; pero lo que es seguro es que saldrá bastante dinero.

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