Legalización

Por Ernesto Arosemena
Guayaquil, Ecuador

Sobre el tema de las drogas y su posible legalización hay mucho qué decir. Para este post quiero concentrarme sólo en un argumento que me dio alguien a quien quiero mucho. Es una de esas personas tan sanas que literalmente «no chupa, no fuma, no dice malas palabras y no baila pegado”, como dicen por ahí. Esta persona hasta le quita la piel al pollo antes de comerlo, pero está a favor de la legalización de las drogas. Y me interesa mucho su argumento porque no se va por el camino que toma la mayoría. Su postura se resume en que hay mucha gente que jamás ha pensado siquiera en drogarse, pero termina muriendo como consecuencia de las guerras del narcotráfico; y que ese negocio multimillonario es el que financia otras realidades nefastas como la guerrilla. Si se legalizaran las drogas se eliminaría el narco negocio, se caería el financiamiento de los grupos armados subversivos y se acabarían las víctimas colaterales de las luchas.

Me parece, en principio, un estupendo argumento. Tiene clarísimo que las drogas son algo malo (pocos habrán, incluso entre los usuarios, que las consideren como algo bueno), y lo que en definitiva le preocupa es que mucha gente que no tiene nada qué ver con ellas termine pagando las consecuencias del fuego cruzado.

¿Qué puedo responder ante eso? Mi reacción inmediata fue esgrimir el principio ético de que “el fin NO justifica los medios”: ciertamente pretender acabar con el narcotráfico, la guerrilla y la muerte de inocentes es un fin tremendamente positivo, pero para conseguirlo no debemos recurrir a un medio negativo como la legalización de las drogas. Me habló entonces de otro principio ético, el del mal menor: cuando todos los caminos conducen a un mal, deberíamos escoger el menor de ellos. Pero no me convence realmente que la legalización de las drogas represente un mal menor que el que ya se está dando en el marco de su ilegalidad.

Considero como algo positivo que las drogas sean ilegales, porque perjudican gravemente al individuo humano y a la sociedad. Concuerdo con que el narcotráfico es algo abominable y que arrastra consigo una serie abominaciones similares o peores, y es cierto que éste existe porque es ilegal el comercio de drogas, pero eso no significa que sea una consecuencia directa y necesaria de su ilegalidad. El tráfico responde a una demanda de consumo de esas sustancias ilegales.

El sicariato también es un negocio redondo, y existe porque es ilegal que uno vaya y mate personalmente a alguien que le incomoda, pero no por acabar con el sicariato vamos a legalizar el homicidio. Obvio que no es el mejor ejemplo del mundo, pero creo que se entiende la raíz de lo que quiero decir. Pienso de manera similar sobre la despenalización del aborto: me parece descabellado despenalizar un crimen para salvaguardar la vida de quien lo comete mientras lo está cometiendo. Los tres son casos aparte y muy distintos, pero el punto al que quiero llegar es que hay realidades negativas que lastimosamente existen dentro de unos marcos objetivamente positivos, y no por acabar con lo primero debemos eliminar también lo segundo. Lo bueno hay que mantenerlo, y buscar otras vías para luchar contra lo malo.

Se dice que así como el alcohol es legal, las drogas deberían serlo también, porque al final son lo mismo. Debo discrepar, porque la verdad es que NO SON lo mismo. Los males del alcohol no provienen de su uso, sino de su abuso. No podemos comparar el consumo moderado de bebidas alcohólicas con el de las drogas, porque no es lo mismo tomarse una copa de vino (lo cual es, incluso, saludable para el corazón, el colesterol y demás), o un vaso de cerveza, ni siquiera un shot de tequila, que fumarse un porro de marihuana, inhalar una línea de coca, tragarse una pastillita de éxtasis o inyectarse una dosis de heroína. NO ES LO MISMO. Hay diversos organismos, y hay personas más “cabeza de pollo” que otras; pero, como regla general, tomarse una cerveza entre cangrejos con la familia no tendría por qué causar una borrachera. Lo mismo un brindis en el matrimonio de tu hermana, un vinito con la parrillada, etc. Nada de eso es malo ni te hará tambalear en tus cinco sentidos. Pero, ¿podemos decir lo mismo de unporrito o una línea? Su mismo propósito es hacerte “volar”, y la cosa se pone peor con drogas más fuertes. ¿Se entiende? El alcohol te deshumaniza cuando abusas de él, pero las drogas te mueven el piso con una sola dosis.

La penalización no ha eliminado el tráfico ni el consumo, es cierto, pero sí los mantiene de alguna manera “a raya”. Para muchas personas sería inconcebible siquiera probar las drogas solamente porque son ilegales. Eso es así. Si se legalizaran, dicha barrera se caería y no poca gente, aunque sea por curiosidad, las probaría, así como todos en algún momento hemos probado el alcohol, aunque después no nos gustara y no tengamos por costumbre consumirlo. El problema es que las drogas son más adictivas. Los mismos “brujos” que las venden te regalan la primera dosis, porque saben que volverás por más de lo mismo y pagarás lo que sea. Pienso que particularmente en Ecuador, donde hay una “cultura chupística” desbordada, y la gente tiende a enviciarse con cualquier cosa, legalizar la droga sería un gravísimo error.

¿Y si se despenalizara con restricciones? Por ahí alguien propone, por ejemplo, que se dé luz verde para consumir sólo lo que se produzca aquí en el país, y que no se permita importar. ¡Al final daría lo mismo! No dejaría de existir el tráfico ilegal y, de paso, se acrecentarían los consumidores. La cosa terminaría peor que cuando empezó

Y no estamos hablando precisamente de drogas para uso medicinal. Eso es otro cantar. De hecho muchas sustancias psicotrópicas son utilizadas actualmente para medicina y sólo se venden con receta médica o son proporcionadas por el propio doctor. La misma morfina (mamá de la heroína) es de uso terapéutico contra el dolor, y es extremadamente adictiva, por lo que se administra con mucha cautela. El uso medicinal del cannabis es extenso, y algunos países lo contemplan en su legislación. Pero ese no es el tema aquí. Hablamos de “drogas recreativas” –o, mejor dicho, del “uso recreativo de las drogas”–. Esas son las que se trafican ilegalmente, y no encuentro una verdadera justificación para que sean legalizadas.

¿Puede ser que detrás del alcohol y del tabaco existan fuertes intereses económicos y que por eso sean legales. Tal vez sí, tal vez no, pero ese no es el punto. ¿Deberían ser ilegales? No estamos hablando de eso. No es el punto tampoco. Es una muy mala costumbre, que tenemos por acá, esa de querer mezclar las cosas y pretender justificar B por la existencia de A. Una cosa es con violín y otra cosa es con guitarra, aunque se parezcan a primera vista. “Como existe esta lacra dejemos existir también esta otra” no es una correcta línea de razonamiento. Para lo que ya existe, se han estado poniendo normativas que buscan (y en cierta medida han conseguido) limitar el consumo y tocar los nervios de los consumidores para desanimarlos. Permitir algo que no está actualmente permitido, para luego tener que entrar en un proceso que busque dificultar y desanimar su uso, me parece una tontería y una pérdida inútil de recursos que se ahorraría con simplemente dejar las cosas como están en la legislación.

¿Alternativas para acabar con el narcotráfico? Lo siento, no tengo una que sea infalible, y no dedico mi tiempo libre a elucubrar sobre posibles soluciones para este MACRO problema en concreto. Tampoco me toca a mí hacerlo. Es un monstruo al que se dejó crecer demasiado. Ese sí debió haber sido “abortado” hace mucho. Pero deben existir otras estrategias para tratar con el asunto; y si no, deberían formularse. Quizás serán más difíciles, pero sin duda también más efectivas. No quisiera ni pensar en lo que acabaría nuestro pequeño país si el comercio de drogas fuera legal y cotidiano. Por más mal que estemos, ese sería un gran tropiezo que nos mandaría mucho más abajo.

Esa es mi opinión.

Dios les bendiga.

* Ernesto Arosemena es diácono de la Iglesia Católica. Su texto ha sido publicado originalmente en el blog «Al César lo que es del César».

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8 Comments

  1. mi opinión es que la educación es la mejor vía para evitar esto en Europa tuvieron éxito con las campañas contra el tabaquismo y no lo hacen con las drogas y lo aceptan en la sociedad como algo natural y no curan ese mal no digo que hay que perseguir al consumidor pero si ayudarlo a su recuperación y evitar que mas gente estén en estas garras de la adicción «si no hay consumidores no hay distribuidores de esa droga» seria una locura económica si alguien arriesgaría vender la droga si  no tienen consumidores 

    • Muchos paises como Suiza, pasaron de la legalidad a la ilegalidad de las drogas, ¿¿porque?? por que no dió resultado, y por el problema social que este crea.
      Los que afirman que el narcotrafico caera con la legalización estan muy equivocados, ¿creen que un narco pasará a ser un empresario digno de respeto?
      La historia ya nos ha dado respuestas leer : » La primera guerra del opio»  donde se enfrentó UK vs China vale preguntarse por que UK pese a ganar esta guerra para comercial opio con su propia marca, años más tarde paso a la ilegalidad de esta y otras drogas.
      Resumen señores: El problema social directo e indirecto causado por el consumo de drogas es lo que hace que se mantenga en la linea de la ilegalidad.

  2. Sin ánimo de ofender, ese es un análisis muy confuso, es decir el autor se confunde más de una vez en sus palabras. ¿Cómo puede decir que el alcohol no es lo mismo que otras drogas? ¿Habla por experiencia? ¿Por qué hace esa comparación, y luego se queja de la mala costumbre que tenemos de mezclar las cosas?

    En conclusión, el autor habla de memoria, desde un moralismo dañino y sin conocer mucho del asunto.

    • Con todo respeto, tu opinión es confusa, ambigua, general, descalificadora y contiene un falso razonamiento.  Creo que el autor opina claramente desde su postura de ministro católico (lo que es público y no lo oculta), pero manifiesta ideas claras que nada tienen que ver con la moral católica, sino que son fruto de su propio razonamiento, como lo podría ser de cualquier otro.
      Para documentar tu opinión debo decirte que en efecto el alcohol y las sustancias estupefacientes de uso recreativo (que es a las que se refiere el autor) no son los mismo, ni químicamente, ni en sus efectos sobre el organismo, ni en su mecanismo de acción.  Es verdad que ambas son tóxicas en algún momento y de alguna forma (si a eso te refieres), pero eso no las convierten en lo mismo.  Sería como decir que el alcohol es igual a la pintura porque ambos son tóxicos y afectan al organismo por su ingestión.  
      Entonces, mi pregunta es: ¿hablas tú desde un moralismo dañino y sin conocer mucho del asunto? ¿hablas de memoria? ó ¿usas la tan común estrategia actual de descalificar el pensamiento ajeno con silogismos, preguntas generales, humor falso?.
      El tema de la legalización de las sustancias estupefacientes es un tema serio, en donde lo colectivo terminará venciendo a lo individual, pero en donde definitivamente la correcta ó incorrecta decisión colectiva terminará afectando y modificando irreparablemente (positiva ó negativamente) al individuo, por ello se requiere un debate serio, responsable, ético sobre el mismo.  Por tanto te invito a que desarrolles tu punto de vista en ese marco.  Escribir no es fácil, escribir bien, lo es aún menos, pero todos tenemos la capacidad de intentarlo.  ¿Te animas?

      • Sabes Patricio que si es un tema bastante delicado y dejando de lado el hecho de que es bueno, malo, sano insano, e independiente del libre albedrío de cada individuo de pegarse la hierbita que Dios puso en la tierra, definitivamente acarrea macro problemas, a más de los consumidores. 

        En las ciudades principales como Quito y en varias playas del país como Manta y otro tanto en Esmeraldas hay sitios que han disparado por las nubes los precios de las propiedades y por ende su plusvalía. Eso es producto de que  el lavado de dinero fruto de las ventas internacionales de los narcóticos tienen que ser invertidas en actividades legales como la construcción. Entonces, llegan los lavadores a montar sus constructoras, compran terrenos a precios elevados cuando realmente no son tan caros, construyen con los mejores acabados del mercado y cuando están terminados empieza la venta. Plata lavada. De antemano no todos los constructores hacen esto, solo unos pocos que por la necesidad o por sus ansias de dinero le entran al negocio.

        Por otro lado, las máximas autoridades de las entidades de control y las instituciones reguladoras se ven obligados y obligadas a dar pasó, callar y en algunos casos hasta le entran al negocio porque los narco les dan dos alternativas, coges plata y le entras al negocio o ya sabemos donde vives, ya sabemos todo sobre tu familia y podrían desaparecer.

        Otro tema grave es la cantidad de gente que es sacrificada de forma espeluznante como sucede en México, solo para sobresalir y ser el número 1 de los narco. Con ello dan muestra de la degradación humana a la que son capaces de llegar por cumplir sus objetivos. En el caso de México es más triste, porque llegan los migrantes de toda América a tratar de cruzar la frontera Mexicana para ir a USA, pero los carteles los capturan, y les dan dos alternativas, te haces sicario o te mueres, lo penoso es que de todas formas terminan muriendo.

        Un problema adicional es que toda está ola de sucesos como el lavado, la captura y muerte de personas, la degradación humana y todo lo demás empieza a ser denunciado por la prensa, que en hora buena aquí no ha tenido todavía ese problema, pero si en México y Colombia, en donde varios medios han preferido ya no intervenir pero no tener que reducir la nómina de reporteros por muerte. Es decir, el problema empieza a engrandecerse a vista y paciencia de todo el mundo porque en el momento en que alguien habla automaticamente corre el riesgo de desaparecer.

        Después de ese análisis, me supongo, creo o pienso que tal vez lo mejor seria legalizarla (aunque desde mi punto de vista ni siquiera debería existir). Definitivamente creo que al legalizarla puede controlarse los niveles de producción y de venta, se sabría exactamente quienes son los productores y comercializadores, lo que facilitaría el seguimiento a los órganos de control. El precio de venta del alcaloide bajaría en el mercado negro dejando de ser rentable para los productores y comercializadores. Y su precio en el mercado legal se incrementaría, dejando de ser llamativo para los consumidores.

        Espero no estar equivocado 

         
          

  3. Todo esto es muy bonito y bien redactado, aunque no concuerdo con ninguna de tus conclusiones. Soy un convencido de que la legalización llevaría a un mejor control de las drogas desde la sociedad (al contrario de lo que tú dices) y sería un golpe mortal para los peores delincuentes del mundo.
    Pero hay algo que no mencionas, que a mi juicio es lo más fundamental del debate legalizador: la libertad del individuo. Papá Estado (o quienes estén en el poder) no tiene ningún derecho a decirme como debo vivir mi vida. Si me da la gana de freírme el seso con Crack, es asunto mío y de mis allegados; de ninguna manera es algo que concierna a los legisladores, la policía o los jueces. Yo soy dueño de mi vida y de mi cuerpo, yo solito decido qué consumo.
    Que conste que soy abstemio y no he probado ninguna droga ilegal en mi vida, ni pienso hacerlo. Pero también soy libertario. Libertad individual, FTW!!!!

    Saludos!!

  4. Al prinicpio me causó cierta reacción contra el artículo, pero al final creo que el autor del mismo tiene mucha razón en sus conclusiones. Finalmente no exite libertades y derechos absolutos. Siempre debe haber restricciones a todo derecho para que no generen abusos, o a nombre de la libertad pueden poner sus parlantes hacia la calle a todo volume, a las 3 de la mañana molestando a todos los vecionos? O pueden apropiarse de la propiedad privada ajena, a nombre de la libertad de actividades? o pueden lanzar basura al rio o a las calles, o andar a 200 kms por hora en zona escolar a nombre de la libertad?? Lo que propone los libertarios, terminan en eso… en libertinismo.

  5. El autor obviamente cree uno de los pilares de la propaganda oficial del prohibicionismo: que las «drogas» son peligrosas al primer uso. Las estadísticas demuestran claramente que eso no es el caso. 10% de los usuarios de cualquier droga, que sea legal o ilegal, abusaran. El porcentaje es más alto por el tabaco y la heroína, y es más bajo por la marihuana. Sigmund Freud pudo curar su adicción a la cocaína, pero nunca pudo dejar el tabaco, que al fin lo
    mato.
    El daño mayor de las drogas ilegales son consecuencia de la prohibición: narco-violencia, corrupcion, sobredosis accidentales, HIV.

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