Edgar Carrasco y el espíritu del cobre

Guayaquil.- El escultor y pintor cuencano, Edgar Carrasco, inauguró su última exposición en la Galería de Patricia Meier, en el Samborondón Business Center, el 7 de agosto, con un cocktail.

Carrasco dice que: «no le he puesto nombre a la exposición,  podría decir que es inspiración de un viaje  que hice a los países Bálticos,  por los fiordos, entre el mar, el túnel que va debajo del agua,  sale a las montañas, ve nieve, otra vez se mete… fue un viaje turístico, pero  a mí me inspiró mucho, siempre que viajo hago algo relacionado al país que visité. Es una inspiración del paisaje, pero como un abstracto».

En la exposición tiene también una escultura de argollas, que él la llama infinita, porque no tiene forma establecida, y se pueden poner las argollas donde se quiera, y que la hizo tratando de mantener una proporción áurea.

Trabaja con bronce, plata, cobre,  no usa aluminio ni hierro. También utiliza el mercurio, porque con él puede conseguir color oro, «pero eso ya es mercurio filosofal», dice, » y va con la alquimia… con mercurio puedo conseguir oro sobre cobre, pero eso ya es algo más espiritual.»

La técnica que usa Carrasco es original de él, afirma que la aprendió en su casa, con su papá, que también trabajaba el metal.

Considera al cobre un material muy noble, y recuerda una poesía al respecto, que dice que el cobre es el hijo legitimo del sol, y que representa el quinto cielo, que es el atardecer, cuando el cielo se pone rojizo.

Recuerda también que en la antigüedad todas las iglesias y templos tenían techos de cobre, altares de plata,  y comenta que «en Rusia los íconos se usa mucho que sean de metal».

Carrasco es fundador del Taller de cincelado y repujado en Cobre de Cuenca. Se especializó en la Escuela de Artes Aplicadas de Madrid y ha sido profesor de escultura en la Escuela de Artes de Cumaná (Venezuela).  Sus obras han sido expuestas además de en Ecuador,  en Madrid, Moscú, Ciudad Bolívar y Los Angeles (Estados Unidos).

Ha participado en numerosas bienales. Recibió el Premio de Escultura de la Universidad de Cuenca y de la Casa de la Cultura de la misma ciudad,  el Primer Premio Nacional de Artes Plásticas de Quito y Primer Premio Salón de Octubre (Guayaquil).

Recientemente, dirigió la realización de un evento artístico titulado Un ruedo, un lienzo con un torero español que mientras toreaba, pintaba con los vuelos de la muleta impregnados en pintura, dejando la huella del toreo en el lienzo de grandes dimensiones adherido al ruedo.

«Este evento», dice, «es lo que se denomina «Action painting», y es algo que quiero hacer ahora en la plaza Belmonte de Quito, que cuando el toro pase, vaya pintando un lienzo enorme del tamaño del Guernica. Esto es  pintura contemporánea, como ahora que los artistas pintan con el pelo…»

mrjc/ Fotos Larepublica.ec

 

 

 

 

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