Sorprendentes retratos de Maureen Gubia en galería DPM

Guayaquil.- El miércoles 9 de enero, la galería DPM inauguró la muestra de Maureen Gubia, «El folq nórdico como fuzzylogic», con la curaduría de Rodolfo Kronfle.

Maureen Gubia (1985), es una joven guayaquileña, autodidacta, a quien le interesan sobre todo los retratos, que, en el caso de ella, se alejan totalmente de lo convencional,  rompiendo los esquemas de lo que normalmente esperamos encontrar en ellos.

Ella afirma que esta rebeldía es sin querer, que no lo piensa mucho, ni lo calcula.

«Fue viendo revistas como la «Vanidades»,  la «Cosas», la  «Hola», que suelen sacar ediciones anuales sobre la realeza, donde me inspiré para estos retratos, porque allí se ve toda esta opulencia…  que es absurda, pero que también es elegante,  que tiene mucha riqueza visual, y donde hay mucha ironía… tragedias… es como un gran espectáculo abierto al público», afirma la artista.

En palabras de Rodolfo Kronfle: «La obra de Gubia comunica afectivamente desdibujando a sus personajes, reinventando sus rostros, desarreglando sus ademanes. Desde su perspectiva, el realismo ‘es redundante y sin sorpresa’, por ello su caligrafía amanerada se convierte en un modulador emocional, que torna a ratos lo inocente en monstruoso. Al indisponer la imagen común y habitual nos traslada a un plano de percepción totalmente incierta, donde se revela un halo perturbador que es, simultanea y paradójicamente, extremadamente bello y espeluznante».

Para ella el arte es sobre todo un ejercicio intelectual, es como  resolver un rompecabezas,  en que el empezarlo y terminarlo implica un desafío, y también pretende divertirse mientras lo hace.

Maureen planea seguir pintando, hacer cine-arte, algo con una narrativa más abstracta, algo que salga de su subconsciente, y con lo que se sienta conectada.

«Ni yo sé lo que voy a hacer», dice, «mi trabajo es intuitivo».

 mrjc/Fotos LaRepublica.ec

 

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