París presenta una exposición sobre la guerra y la paz en la obra de Chagall

París, 20 feb (EFE).- La guerra y la paz en la obra de Marc Chagall inspira una nueva exposición presentada en el Museo de Luxemburgo de París, que analiza las dos Guerras Mundiales y el periodo de entreguerras.

Un centenar de obras de este artista de origen ruso constituyen esta muestra, que se abrirá mañana hasta el próximo 21 de julio y que recorre desde la Gran Guerra hasta la década de los 50.

La portavoz del museo, Laure Dalon, declaró a Efe que la exposición pretende mostrar cómo Chagall, que murió casi centenario en 1985, fue testigo de una revolución, dos guerras y el exilio, y cómo ilustró en su pintura esos acontecimientos que atravesaron el siglo XX.

«Sentimos el trasfondo político e histórico y su drama personal, pero al mismo tiempo hay siempre una dimensión muy mágica», añadió Dalon, quien definió el imaginario de Chagall como «muy dulce y poético», donde el amor se integra de una manera «muy bella».

El paralelismo entre las imágenes de guerras y las imágenes de paz ilustra precisamente la complejidad de esta obra «polisémica» que no se reduce a un género, sino que integra sucesos contemporáneos, situaciones y emociones del propio artista.

La exposición se divide en cuatro apartados cronológicos, de acuerdo con la trayectoria del propio Chagall: su Rusia natal durante la Primera Guerra Mundial, el periodo de entreguerras en su primer exilio en Francia, su etapa en Estados Unidos y la vuelta a Francia en 1949.

Otra de las particularidades del autor es que bebió de las nuevas corrientes vanguardistas cuando vivió en París, pero nunca perdió su independencia, lo que revaloriza su testimonio pictórico, según los organizadores.

«Chagall siempre estuvo influido por las corrientes vanguardistas, pero nunca las acompañó completamente. Siempre se mantuvo aparte, muy figurativo y narrativo», señaló Dalon, no como las vanguardias, que optaron por dejar de lado el onirismo.

Para Chagall, sin embargo, las temáticas del sueño, lo sagrado, la religión y obre todo las parejas eran importantes y volvió a ellas a lo largo de toda su carrera artística.

Esa transgresión de las reglas, los códigos e incluso los dictados del pensamiento modernista, del que se nutrió al tiempo, es lo que hace a Chagall un artista «tan atractivo», según Dalon.

«Utiliza colores muy vivos. En sus obras podemos ver una consecuencia de sus primeros años parisinos, donde frecuentó artistas como los expresionistas, de los que adquirió el uso del color puro», continuó Dalon.

Su identificación con el pueblo judío también marcará fuertemente su obra, si bien en su exilio de Estados Unidos trabajó temas como la crucifixión, símbolo universal de sufrimiento humano, en un paralelismo con las trágicas noticias que le llegaban desde Europa.

«Desde mi primera juventud, he estado cautivado por la Biblia. Siempre me ha parecido, y todavía me sigue pareciendo, la mayor fuente de poesía de todos los tiempos», dejó escrito el autor, a quien Dalon definió como «un hombre muy dulce», que aludía en sus pinturas a ese ideario «chagalliano» de «animales casi débiles» con los que el autor se identifica.

«Siento con la edad más claramente la precisión de nuestros caminos y lo ridículo de todo lo que no haya sido obtenido de su propio sentido, su propia alma, que no haya sido impregnado por el amor», declaró el propio Chagall. EFE

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