Cardenal Cipriani: «Este era el momento de un papa de América Latina»

Ciudad del Vaticano, 17 mar (EFE).- En las congregaciones preparatorias del cónclave que ha elegido al papa Francisco se notaba ya la tendencia de que «este era el momento de un papa de América Latina, no de África o Asia», afirmó el cardenal de Lima, Juan Luis Cipriani.

Cipriani Thorne (Lima, 1943), en una entrevista con Efe, aseguró que en las conversaciones entre los cardenales antes del cónclave «corría como una voz entre ellos sobre si era el momento de pensar en una persona latinoamericana».

«Esa era la tendencia, así como no la había sobre África y Asia», afirmó el cardenal, quien agregó que en esos momentos no se hablaba de que fuera de lengua española u otro idioma, sino de buscar a la persona «adecuada» para guiar mejor a la Iglesia en estos momentos.

Cipriani dijo también que las circunstancias que vive actualmente Europa «tal vez llevaron a pensar en esos días a muchos purpurados que no sería una señal buena para la Iglesia» buscar al nuevo papa en el viejo continente.

Cipriani, amigo desde hace años del papa Francisco, dijo que la elección fue una «sorpresa para el mismo Jorge Mario Bergoglio y para muchos cardenales de dentro del cónclave».

Evitó desvelar entresijos del cónclave, respetando el juramento que hizo, pero ante la rapidez con la que Bergoglio fue elegido no tiene dudas de la acción del Espíritu Santo «para que tantos pensaran igual» al votar al arzobispo de Buenos Aires.

Bergoglio, según Cipriani, no se veía «en absoluto» como candidato, y reconoció que, al contrario que en 2005, cuando desde el primer momento despuntó la figura del cardenal Ratzinger, en este cónclave «había una dispersión notoria».

Sobre Francisco, Cipriani dijo que es un hombre «contemplativo, casi místico, y al mismo tiempo, con una gran personalidad para tomar decisiones».

Reveló que siempre que le ha escrito terminaba sus cartas con la frase: «Te pido un gran favor, reza por mi».

Francisco, destacó Cipriani, tiene «una tendencia natural a evitar intermediarios, le gusta mucho la relación cercana, acogedora, por eso, más de una vez va a sorprender en estos aspectos del protocolo porque es muy cercano y acogedor».

«Junto a su gran espiritualidad, reflexión interior, es también muy espontáneo en el trato con la gente. Va a estar muy cómodo relacionándose con los demás. En eso es muy sencillo, espontáneo».

Sobre si en este pontificado se producirán cambios radicales respecto a los anteriores de Juan Pablo II y Benedicto XVI, Cipriani precisó que cambios radicales «no ha habido nunca, estilos diferentes sí».

Preguntado sobre la elección del nombre Francisco, dijo que es un llamamiento a la austeridad, «esa austeridad de vida que el mundo de hoy esta pidiendo a gritos, austeridad».

El papa -prosiguió- ha visto en san Francisco a «ese hombre de la paz interior, ese hombre de la austeridad de vida».

A la pregunta de qué supone para América Latina tener un papa de ese continente, Cipriani respondió que «una alegría, un entusiasmo, una responsabilidad enorme», a la vez que agregó que «ya va siendo hora de que esa riqueza de fe que todavía permanece en el clima de nuestros países la podamos extender» a otras partes del mundo, como Europa, «a la que, lamentablemente, se ve tristona, pesimista».

También considera que el hecho de que el papa sea latinoamericano puede servir para frenar la salida de fieles de la Iglesia, que acaban en las sectas.

«Las sectas son una respuesta a los vacíos y silencios de la Iglesia, que a veces exagera una serie de discusiones temporales y se olvida de que tiene el tesoro de Cristo, el tesoro de la fe. Yo creo que el papa nos va a dar un buen despertar en lo que es el tesoro de la fe», manifestó.

Cipriani destacó del papa que es un comunicador, «un hombre con una gran capacidad de comunicar brevemente, un hombre audaz, contemplativo, que va a dar una nueva señal».

Sobre su sencillez, contó que en estos días en los que se aloja en la residencia de Santa Marta, cuando fue a comer vio una mesa en la que estaban un grupo de cardenales, entre ellos Cipriani, y un sitio vacío, y pidió permiso para sentarse.

«Estuvimos conversando de su familia, de sus hermanos, de cómo había llamado a Buenos Aires para dejar en orden su escritorio, cosas sencillas», contó. EFE

JL/si

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