La matriz productiva

Vicente Albornoz
Quito, Ecuador

Parece ser que la modificación de la estructura productiva del país es una prioridad del Gobierno. Y le han encontrado el pomposo nombre de «cambio de la matriz productiva». Pero parece que no se han dado cuenta que esa estructura ya estaba cambiando (en la dirección correcta) y que ese avance iba a buen ritmo hasta el 2007 y desde ahí, si bien sigue en la misma dirección, el avance es más lento.

Para ver cómo está la estructura productiva se puede revisar la composición de las exportaciones. Un buen indicador de que la producción se está diversificando es el crecimiento de las exportaciones de bienes manufacturados, es decir, de las cosas que han tenido alguna transformación y no se están exportando en su estado natural. El año pasado las exportaciones de manufacturas fueron de $ 4 028 millones, una cantidad nada despreciable y que es el resultado de más de 20 años de crecimiento constante. Esos 4 000 millones son casi el 5% del PIB, por lo que, en términos tanto absolutos como relativos, es un valor importante.

Dentro de las exportaciones de manufacturas hay un poco de todo. Están productos como los chifles (que tienen poco valor agregado) o los vehículos (donde una buena parte de las piezas son importadas). Pero también hay cosas como las llantas, en las que el valor agregado es significativo pues se arrancó con el látex de los árboles de caucho y se terminó con neumáticos. Y hay también una infinidad de otros productos que se venden a un total de 140 países.

Por lo tanto, haber exportado manufacturas por un valor equivalente al 5% del PIB es un gran logro del país, algo que hace dos décadas era simplemente inimaginable. Por ejemplo, en 1990, las exportaciones de manufacturados eran menos de $ 150 millones, menos del 1% del PIB. Esa evolución, ese crecimiento más que proporcional de las exportaciones industrializadas, es un cambio estructural de la economía hacia la industria.

Dicho en palabras complicadas, es el tan buscado «cambio de matriz productiva» hacia bienes de mayor valor agregado. Pero si se analiza la evolución entre 1990 y 2012, es evidente que hay dos períodos distintos en el crecimiento de esas exportaciones. Uno, especialmente rápido entre 1990 y 2007 y uno mucho más lento desde ese año en adelante. En palabras sencillas, el cambio de la estructura productiva se dio más rápidamente antes del Gobierno actual que durante él.

Parecería que los análisis de los funcionarios se quedaron en los años 60 o 70 y que no se enteraron que el país ha venido cambiando sin necesidad de políticas con nombres rimbombantes. Y que tampoco es necesario implementar esas políticas porque el cambio es un mérito de la empresa privada. Y, sobre todo, que el cambio fue más rápido cuando se implementó una política tan sencilla como «no molestar a las empresas».

* Vicente Albornoz es decano de Economía de la Universidad de las Américas. Su texto ha sido publicado originalmente en el diario El Comercio.


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