Guayaquil.- La obra «Leviatán» de Fernando Falconí (Guayaquil, 1980), se encuentra en exhibición en DPM Reserva Activa, en el local LB4, del Samborondón Business Center, en un horario de 10h00 a 18h00, de lunes a viernes.
Falconí estudió en la Politécnica Diseño Gráfico, tomó cursos de Historia del Arte y de Filosofía en el Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador, ITAE, e inició la carrera de Artes Visuales en la Universidad Jefferson, sin poderlos concluir, puesto que la universidad cerró sus puertas.
Su formación ha sido audidacta, empezó en el arte en el año 2002, formó parte del colectivo «La Limpia», y lo representa la galería DPM desde el año 2005.
Falconí explica que: «Leviatán fue una serie que consistía en una reflexión sobre el significado de este nombre, nombre cuyo origen es bíblico, es hebreo, es un monstruo que habitaba en las profundidades, pero también tiene varios significados, porque varios autores han tomado ese nombre para hacer sus ensayos políticos, como Thomas Hobbes que hizo «Leviatán, o La materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil», su obra mas importante, cuyo concepto medular es que una persona debe hacerse cargo del Estado y que todos deben elegir este gobernante para evitar una guerra civil, que él consideraba como el mayor de los males. Por eso es necesario someterse al monstruo del Estado, que es un monstruo necesario».
«Sobre esas ideas empecé a trabajar y a seleccionar enciclopedias ilustradas de los años 70, enciclopedias de ciencias naturales, y seleccionaba pedacitos de la civilización a lo largo de la historia y los asociaba con este concepto del Leviatán. Entonces tú puedes ver ballenas, satélites, transformadores, un sin número de imágenes que yo considero importantes en la historia y juego con ellas. Básicamente, ése es el concepto que trato de manejar en la muestra».
«Por ejemplo», continúa el artista, «recopilé imágenes de Washington en la guerra anglo-americana, cuando los ingleses invadieron los Estados Unidos y quemaron Washington, que es un pedazo de la historia americana importante, y es ésta idea de la destrucción del Estado, de la destrucción de las ciudades, éstas construcciones políticas que son a veces inmanejables, que se escapan de la manos de los ciudadanos, pero que a su vez, son un mal necesario, porque sin ellas no podríamos funcionar a la manera occidental. Se necesita del Estado de muchas maneras».
«Todos los Estados tienen algo en común: la delegación del poder, eso también me interesaba, tú como individuo delegas el poder, la facultad para ejercer por ti la posibilidad de violencia y de fuerza, y todos los estados tienen esa estructura, aparte de fuerza militar que los protegen de las agresiones externas, también ejercen un control y una fuerza interna para mantener la unidad y la cohesión social. Reflexionar sobre la manera en qué vivimos es complejo, pero es interesante.»
«En esta serie recorté mucho, pegué mucho… me interesó también explorar cómo hace 40 años las imágenes provenían principalmente de la televisión y las imágenes educativas provenían de estas enciclopedias ilustradas que explicaban de forma muy didáctica los fenómenos del universo o los conceptos de la filosofía, y si tú chequeas las enciclopedias de ésas épocas, encuentras cosas bellísimas: pinturas, ilustraciones, que tranquilamente podrían pasar como arte contemporáneo».
“Me gusta imaginar que voy por una especie de bosque, tal vez la “Historia” sea algo parecido a esto, recolectando o coleccionando imágenes que archivo para luego preparar pinturas de pequeño formato. Debido su escala (18 x 12 cm) puedo controlar mejor todos los procesos de elaboración de estas piezas. De esta manera intento relacionar algunos aspectos de la civilización con ideas de mi propia cosecha”.
Falconí también le está dando vueltas al tema de la herencia, al hecho de completar algo, como el álbum de dibujos que dejó inconcluso su abuelita que ya falleció, «claro que puede ser algo inútil», dice, «pero a veces lo inútil es poético, y ahí muere y sobra».
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mrjc/Fotos LaRepublica y cortesía del artista.