¿Espionaje a los quiteños desde la embajada de Estados Unidos?

Andrés Delgado
Quito, Ecuador

En octubre del año anterior, una noticia hizo bomba a nivel mundial: La agencia de seguridad nacional de Estados Unidos (NSA) ha grabado y escuchado las conversaciones de Merkel, ‘por años’. La canciller alemana se encontraba en una lista especial, lo que implicaba que todas las personas que estaban en contacto con ella, también eran espiadas. Miembros del parlamento, ministros y oficiales de alto rango, todos fueron blancos del sistema de espionaje de Estados Unidos. Hubo más que descontento. El presidente Barack Obama tuvo que hacer una llamada telefónica oficial a su aliada, para decir que no había estado consciente de la situación.

A finales de enero de 2014, durante el festival de cultura digital y arte multimedia Transmediale en Berlín, el experto informático Jacob Appelbaum dijo que durante su visita a Quito encontró en la Embajada de Estados Unidos estructuras similares a las usadas para espiar a la canciller alemana Angela Merkel. Appelbaum mostró fotos de los mecanismos que, según él, la Embajada de los Estados Unidos en Quito utiliza para la recolección masiva de datos.

El espionaje impulsado por la NSA fue uno de los tantos temas que Appelbaum mencionó el 27 de noviembre de 2013 cuando estuvo en Quito. El experto en seguridad informática y hacker ético – perseguido por la NSA y el FBI desde que en 2010 reemplazara a Julian Assange como presentador en el evento the Next HOPE – visitó la capital ecuatoriana para asistir a la Minga por la Libertad Tecnológica, un encuentro internacional de software libre que buscaba ser el paso decisivo para la construcción de la soberanía tecnológica de Ecuador.

Desde las revelaciones de Edward Snowden este ha sido un tema preocupante tanto para los gobiernos del mundo, como para sus ciudadanos. Actualmente sabemos que llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos e incluso equipos de hardware han sido interceptados para obtener información. A nivel de macroestructuras se mencionó al centro de espionaje de Utah, y la posibilidad de la existencia de equipos de espionaje en el territorio nacional.

En la Embajada de EE.UU. en Berlín, los paneles de color más claro en las esquinas suroeste, noroeste y noreste de la instalación de vigilancia en la azotea son “ventanas de radio” dieléctricas, que permiten que todo tipo de señales de radio lleguen a los equipos de recolección y análisis en el techo y el piso justo debajo, según revelaciones del periodista Duncan Campbell.

Los paneles están hechos de un material especial que no conduce la electricidad. Eso es para que las señales de radio débiles que vienen de todos los rincones de la ciudad no se vean atenuadas a medida que pasan al interior del edificio y lleguen a las antenas receptoras.

Según Appelbaum, la característica visible clave de la mayoría de embajadas y sitios diplomáticos que delatan sus misiones secretas de espionaje son grandes áreas sin ventanas en los pisos superiores, y también cobertizos o perchas en el techo, que están diseñados para simular que pudieran contener ascensores o aparatos de aire acondicionado. Appelbaum subió a una escalera prestada en la Ferreteria MegaKywi, ubicada en la calle Avigiras y Eloy Alfaro, en la zona Norte de la capital, para tomar las siguientes fotos de esas estructuras.

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Por lo general, los paneles de ventanas dieléctricas están hechos de plástico o fibra de vidrio. A menudo tienen una forma y color para simular que son una parte normal del edificio, o son características arquitectónicas especiales. Este sería el caso de la embajada de Estados Unidos en Quito, según Appelbaum: “[Las ventanas] amablemente miran a través del enorme valle de Quito, y eso incluye a los principales sistemas de concentración de enlaces de telefonía celular y a las torres de telefonía celular para toda la ciudad. Esa es una ventana muy útil”.

De resultar ciertas estas afirmaciones, nos encontraríamos frente a una clara violación al derecho a la privacidad por parte de un Estado extranjero. No hasta hace mucho los ecuatorianos libramos una histórica batalla para defendernos del almacentamiento de datos indiscriminado que pretendía implantar el recientemente aprobado código penal, y es en este mismo espíritu que ahora debemos preguntarnos ¿cuáles son las acciones necesarias para eliminar este tipo de amenazas y construir de un nuevo ecosistema de comunicación que se vuelva una alternativa a la distopia global?

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