Muere el coleccionista alemán Cornelius Gurlitt

BERLIN (AP) — Cornelius Gurlitt, un recluso coleccionista de arte alemán, cuyo tesoro secreto de más de 1.000 piezas de arte creó escándalo a nivel internacional por tratarse en muchos casos de arte posiblemente robado por los nazis, murió este martes. Tenía 81 años.

El vocero de Gurlitt, Stephan Holzinger, dijo que el coleccionista murió en su apartamento en Munich, donde pidió que lo llevaran tras ser hospitalizado por una cirugía cardiaca mayor. Estaba «siendo cuidado todas las horas en las últimas semanas», dijo Holzinger.

Al preguntarle quién podría heredar el patrimonio de Gurlitt, Holzinger dijo que el coleccionista tiene parientes vivos, pero no dio otros detalles.

Gurlitt quedó en el ojo del huracán en noviembre cuando las autoridades, tras un reporte de la revista alemana Focus, revelaron que habían confiscado 1.280 obras de artistas como Pablo Picasso, Henri Matisse y Marc Chagall del apartamento en Munich hacía más de un año.

Las obras fueron descubiertas cuando investigaban un caso por supuesta evasión de impuestos de importación contra Gurlitt.

Algunas de las piezas, de Matisse, Chagall y Otto Dix, eran desconocidas y no estaban incluidas en catálogos de académicos.

Gurlitt había heredado la colección de pinturas, grabados, dibujos y esculturas de su padre Hildebrand Gurlitt, un corredor de arte que vendía piezas confiscadas por los nazis y murió en 1956.

Ante las críticas de grupos judíos y expertos por mantener el secreto de la enorme colección por tanto tiempo, las autoridades alemanas se apresuraron a publicar los detalles de las pinturas en internet y a crear un grupo especializado para acelerar su identificación. Han dicho que al menos 458 obras pudieron ser robadas a sus propietarios por los nazis.

Los representantes de Gurlitt aseguraron después otras 238 piezas de una casa abandonada que era de su propiedad en Salzburgo, Austria. Gurlitt nunca estuvo bajo investigación en Austria y esas piezas nunca fueron confiscadas por las autoridades.

Gurlitt se mantuvo fuera del alcance público después de que se supo de su colección. En enero sus representantes dijeron que estaban considerando los reclamos de algunas de las piezas y que el coleccionista buscaba «soluciones justas» para el caso.

«Han ocurrido tantas cosas en las últimas semanas y meses y todavía sigue pasando», escribió en un sitio de internet creado poco después. «Yo sólo quería vivir en paz y calma con mis pinturas».

Gurlitt vivía recluido, según reportes, y se ganaba la vida vendiendo pinturas de vez en cuando.

Los expertos que examinaron las piezas confiscadas en Munich dijeron que incluían «arte degenerado» y arte robado.

Los nazis retiraron el llamado arte degenerado, en su mayoría de vanguardias y artistas modernos como los expresionistas, de los museos y las instituciones públicas porque creían que era una influencia corruptora para el pueblo alemán. El arte saqueado era robado o comprado por precios mínimos a coleccionistas judíos obligados a vender durante el régimen nazi. Para los herederos de esos coleccionistas el descubrimiento de la colección de Gurlitt les dio esperanzas de recuperar las piezas, pero la lenta divulgación de la información por parte del gobierno alemán creó frustración.

Gurlitt accedió el mes pasado a negociar con el gobierno alemán para que el pasado de cientos de las obras de su colección fuera revisado y se mantuvieran bajo el control de las autoridades mientras tanto.

Monika Gruetters, del ministerio de cultura alemán dijo el martes que la decisión de Gurlitt para colaborar con las autoridades merecía ser «reconocida».

«Debemos reconocer a Cornelius Gurlitt por … dar una señal ejemplar de la búsqueda de soluciones justas con esta manifestación de responsabilidad moral», dijo.

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