Argentina lucha contra el reloj para no caer en default esta medianoche

El ministro de Economía de Argentina Axel Kicillof, izquierda, llega a las negociaciones sobre la deuda de la nación sudamericana que se realizan en Nueva York el martes 29 de julio de 2014. (Foto AP/Kathy Willens)

NUEVA YORK (AP) — El Ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, y su equipo retomaron el miércoles negociaciones con tenedores de bonos para evitar que Argentina caiga en una inminente suspensión de pagos en una batalla contra el reloj que culmina a la medianoche del miércoles.

Las negociaciones, en las que actúa como mediador el abogado Daniel Pollack, ocurren a pocas horas de que Argentina caiga en mora por no pagar los rendimientos de unos bonos de deuda pública emitidos en 2001 y refinanciados en dos ocasiones.

Para el miércoles está prevista la llegada a Nueva York de un representante de la Asociación de Bancos Argentinos, ADEBA, que reúne a más de veinte entidades bancarias que, para llegar a una solución, propondría a los litigantes comprar sus títulos.

Así lo confirmó Francisco Ribeiro Mendonça, gerente de finanzas de Banco Piano, quien dijo a Radio del Plata de Buenos Aires que «efectivamente sí existe esa intención de ADEBA de buscar una forma de allanar el camino». Afirmó que «del formato jurídico no puedo agregar demasiado, pero se está trabajando en la línea de aporte de los bancos para conformar un fondo» que actuaría como una suerte de garantía inicial.

Esa garantía, cuyo monto no precisó, permitiría solicitar al juez Thomas Griesa la suspensión de su fallo de 2012 que obliga a Argentina a saldar su deuda de 1.500 millones de dólares con los demandantes, la cual fue avalada en junio por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos.

La idea sería evitar que se ponga en marcha una cláusula legal que vence el 31 de diciembre y que le impide al gobierno argentino hacer una mejor oferta voluntaria de pago a la realizada que a los bonistas que aceptaron entrar en 2005 y 2010, en una restructuración de lo adeudado en los bonos emitidos por el país, que implicó una pérdida de capital para sus propietarios.

«La idea es instalar el stay (medida cautelar que deja sin efecto el fallo de Griesa) para llegar a enero», dijo Ribeiro Mendonça. «Claramente hay una preocupación; no hay ganadores en un escenario de default, con menores niveles de actividad, mayor desocupación. El sector bancario por estar vinculado con la reestructuración de deuda es el que más va a aportar (para encontrar salidas a la crisis).»

Según el diario Ámbito Financiero, la oferta consiste en que los bancos comprarían en pesos argentinos los bonos argentinos en dólares, los cuales se entregarían a los acreedores. Las entidades se quedarían con los viejos papeles en default y el consecuente reclamo ante Griesa.

El ministro Kicillof entró el martes a un edificio del midtown en Manhattan rodeado de cámaras de periodistas pero no ofreció declaraciones. También entraron al lugar el abogado Carmine Boccuzzi y el secretario legal y administrativo del Ministerio de Economía argentino, Federico Thea, entre otros.

El juez Griesa ordenó la semana pasada que se adelantaran negociaciones sin interrupción para evitar que Argentina caiga en mora de sus pagos. Las conversaciones, no obstante, han sido esporádicas y no han sentado a la mesa de negociación al equipo de Argentina y a los abogados de los fondos de cobertura estadounidenses.

El martes en la noche, Kicillof dijo que el gobierno está trabajando para llegar a una solución con los llamados «fondos buitre«, que exigen que Argentina pague unos 1.500 millones de dólares en títulos que están en cese de pagos.

Junto al ministro se encuentran otros funcionarios argentinos en un intento de destrabar el conflicto con los denominados «fondos buitres» que le ganaron al país una demanda en tribunales estadounidenses por títulos de deuda que no se han pagado desde 2001.

En la víspera, las negociaciones duraron horas y terminaron sobre las 11:30 de la noche.

El gobierno de Cristina Fernández asegura que le es imposible cumplir con el pago a los litigantes debido a que estaría incurriendo en una violación de las obligaciones legales con los tenedores que aceptaron la reestructuración de la deuda derivada de los bonos, que podrían presentar demandas contra el país por 120.000 millones de dólares.

Para evitar entrar en una declaratoria de mora, Argentina debe cancelar obligaciones por cerca de 540 millones de dólares con los bonistas que aceptaron la reestructuración, como lo hizo, pero el juez Griesa congeló esos dineros girados hace más de un mes para forzarlo a saldar los 1.500 millones de dólares a los llamados fondos buitres.

Si el juez no suspende el fallo o da alguna señal positiva autorizando que se haga efectivo el pago de los tenedores de bonos que fueron reestructurados sin que cobren los litigantes, Argentina se encaminaría al default.

Este problema se remonta a 1998, cuando Argentina entró en recesión y debía pagar un monto exorbitante de deuda externa que había contraído y a muy corto plazo. Por ese motivo, en 2001 ofreció un «mega canje» a través del cual cambió títulos de deuda, que expiraban a corto plazo, por otros que expiraban a más largo plazo, pero con intereses más altos para trata de evitar caer en mora en los pagos.

El «mega canje» no fue efectivo y en diciembre de 2001 el país declaró el cese de pagos de su deuda por aproximadamente 100.000 millones de dólares.

Esos bonos fueron reestructurados en 2005 y 2010 y muchos acreedores aceptaron las nuevas condiciones, lo que representaba una disminución de sus ganancias. Pero en 2008 otros inversionistas compraron algunos títulos de deuda que habían quedado en cese de pagos.

El precio de compra se hizo a bajo precio y automáticamente reclamaron ante la justicia estadounidense el 100% de su valor. Buenos Aires ha dicho que esos fondos estadounidenses son «buitres» por adquirir bonos en una ganga.

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