Siria, un país en el que ir a la iglesia puede significar la muerte

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Madrid, 4 nov (EFE).- Siria es uno de los 14 países del mundo en el que la persecución religiosa alcanza elevados niveles y donde el acoso a los cristianos ha provocado, desde el inicio de la guerra civil, más de 2.000 muertos, numerosos desplazados y secuestros.

Así lo refleja el informe sobre la Libertad Religiosa en el Mundo 2014, presentado hoy en Madrid por la Fundación de la Santa Sede, Ayuda a la Iglesia Necesitada, que cuenta con oficinas en 17 países.

El documento revela un grave y constante deterioro de este derecho fundamental, de manera que en el 42 por ciento de los países del mundo se da algún tipo de persecución religiosa.

Los cristianos siguen siendo los más perseguidos por sus creencias -3 de cada 4 personas que sufren por razón de su fe son cristianos- y esta situación es especialmente grave en los países islámicos.

De hecho, en la lista de los 20 países clasificados en la categoría de «alta persecución», 14 de ellos están vinculados con el extremismo islámico: Afganistán, Arabia Saudí, Egipto, Irán, Irak, Libia, Maldivas, Nigeria, Pakistán, República Centroafricana, Somalia, Siria, Sudán y Yemen.

En la presentación del informe participó Gregorio III Laham, patriarca de la Iglesia greco-católica Melquita de Siria y una de las primeras personas en denunciar la persecución de los cristianos en su país.

Gregorio III explicó cómo la guerra en Siria provocó el desplazamiento de 10 millones de personas. De ellas, 450.000 son cristianos.

Desde el inicio del conflicto «han muerto 2.000 cristianos, algunos de ellos sacerdotes, y hemos sufrido el secuestro de tres obispos», lamentó este patriarca que explicó cómo, a pesar del riesgo que corren, «todos los sacerdotes se han quedado en sus parroquias» y las iglesias permanecen abiertas.

«Nuestra prioridad es ayudar y estar cerca de la gente», tanto de cristianos como de musulmanes, y por esto las iglesias se convirtieron también en refugio y escuela de millones de niños sirios a los que intentan alejar de la realidad de una guerra que dura más de tres años.

La Iglesia greco-católica en Siria -que posee su propio rito en comunión con el papa de Roma- comenzó al inicio de la guerra ayudando a 300 familias y ahora dan cobertura a 8.000 hogares. «Necesitamos 50.000 dólares mensuales para atender las necesidades básicas de estas personas», señaló.

Pese a todo, «seguimos viviendo y tenemos un proyecto de futuro». «Es un milagro», relató el patriarca al pedir la implicación de la comunidad internacional en la resolución de este conflicto e hizo un llamamiento a favor del encuentro entre culturas a través del diálogo y no de la guerra.

Buen ejemplo de cómo la vida sigue y existen proyectos de futuro es Mireilla AlFarah, una joven siria que estudia en la Universidad de Barcelona.

«Mi apellido -AlFarah- significa ‘alegría’ y simboliza cómo somos porque siempre intentamos mantener esta actitud en nuestras vidas», dijo.

Mireilla relató la evolución del cristianismo en Siria y cómo hace años podía mostrar públicamente, sin problemas, símbolos religiosos y acudía diariamente a la iglesia a encender una vela. «Ahora ir a la iglesia puede significar la muerte», subrayó.

Para ilustrar la persecución a los cristianos en este país, expone la historia de su tío: «Cuando los islamistas radicales entraron en la ciudad en la que él vivía mataron a cinco de sus empleados -todos musulmanes- como represalia por trabajar para un cristiano».

Explicó que su pariente pudo escapar a Damasco escondido en un camión.

«Lo que nos da fuerza para seguir adelante es la oración y la presencia de nuestros obispos en las iglesias», señaló Mireilla. «Por eso, en Siria, las iglesias estás siempre llenas», según el patriarca.

La Fundación de la Santa Sede, Ayuda a la Iglesia Necesitada se dedica a la «difusión, al fomento de la oración y a la recaudación de fondos para la cobertura de los más de 5.000 proyectos que la fundación recibe cada año», según indica su página web oficial. EFE

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