Pop-Lulismo en la Unasur

María Fernanda Egas
Miami, Estados Unidos

Finalmente fue inaugurada la sede de la Unasur en la Mitad del Mundo. Siguiendo la racha de construcciones como los nuevos edificios de la Judicatura, o las famosas carreteras, Ecuador dice haber asumido el costo de 43.5 millones de dólares del sueño de Hugo Chávez. Para recibir a los visitantes, develaron un monumento al difunto ex presidente de Argentina, Néstor Kirchner, quien junto a Christina de Kirchner habría incrementado su fortuna de 2,5 millones de dólares a 17,7 millones de dólares.

Siguiendo la ruta del dinero, habrían descubierto que los Kirchner tendrían 123 empresas familiares registradas en Nevada (EUA), Panamá y Seychelles, de acuerdo a demanda federal, informó el periodista investigativo de Univisión Casto Ocando.

El mismo Ocando es autor de “Chavistas en el Imperio”, un compendio de la corrupción sin precedentes del régimen de 15 años en Venezuela, y de su relación con el narcoterrorismo mundial. En esta reciente reunión, el ex presidente brasileño Luis Ignacio Lula da Silva no se cansó de elogiar su memoria, aquella que ha dejado una estela de 25 mil muertes violentas el último año, inflación superior al 60%, escasez de alimentos y medicinas, y que hoy ostenta el puesto número uno en el ranking de corrupción.

Las loas a Hugo Chávez que Lula profesó en la Unasur intentarían trasladar el proyecto bolivariano de moldear selectivamente la memoria del extinto presidente de Venezuela e imponerlo en toda la región. Quizás Lula aspire a la misma gloria. No solo que ahora ha fundado el Instituto Lula y cobraría por sus charlas cerca de 120 mil dólares, sino que “ese pequeño hijo nuestro”, como le llama al Foro de Sao Paulo que fundara junto con Fidel Castro para imponer su ideología en la región, seguramente se encargará de ello.

Que América Latina no puede volver al pasado, dijo Lula, en un coro que viaja por toda la región. Sin embargo, no mencionó que Venezuela en el año 2013 ya tuvo 442 cuentas de altos funcionarios de la petrolera PDVSA congeladas en el banco UBS de Suiza; ni la avalancha de denuncias de la petrolera estatal de Brasil, Petrobras, que está destapando un escándalo de 3.300 millones de euros en coimas de los más altos funcionarios y del Partido de los Trabajadores en el poder desde el 2002 y del cual Lula es líder fundador, mismo que habría cobrado un peaje del 3%.

Según Datafolha, el 68% de los brasileños piensa que la presidenta Dilma Rouseff lleva vela en este entierro, y luego de las protestas ciudadanas de cara al Mundial de Fútbol, se lograría que fuesen procesados más de una docena de altos ejecutivos, uno de los cuales asegura que devolverá 100 millones de dólares en coimas recibidas.

El ex mandatario brasileño tampoco mencionó nada sobre el escándalo del Mensalao que involucró a los más altos funcionarios de su entorno. Ni que en su gestión se intentaron llevar dineros en calzoncillos y en medias. Menos aún se refirió a un tema que concierne al Ecuador y ha sido denunciado por Fernando Villavicencio, actualmente condenado a cárcel por injurias y prófugo. Según el autor de “Ecuador Made in China”, el Estado ecuatoriano durante este gobierno habría pactado con Petrobras por el cese de sus operaciones en los bloques 18, 31 y el campo Palo Azul, desde el 2002 hasta el 2010, una indemnización de 217 millones de dólares. Sin embargo, la estatal brasileña habría planteado una demanda en el CIADI en noviembre de 2014, a las puertas de su participación estelar en la Unasur.

Villavicencio también ha denunciado la reventa del petróleo ecuatoriano que el gobierno de Mujica habría pactado con Trafigura, por la cual estima que “perdimos $200 millones”. Pero la prensa del Ecuador prefirió no hacerse eco de tal denuncia, ni de la donación de 3 aviones que el gobierno de Ecuador hiciera a Uruguay días previos a la inauguración de la sede de la Unasur, cuando Uruguay asumiría la presidencia pro témpore.

Mujica no desaprovechó las cámaras para pedir el fin del embargo a Cuba. Pero obvió pedir el fin de la dictadura de los Castro, con 55 años en el poder y de incesantes violaciones a los derechos humanos. Tampoco ha pedido trasladar a Uruguay a los presos políticos de las cárceles cubanas o venezolanas, aunque lo ha logrado con los presos de Guantánamo. Mantuvo el silencio sobre los estudiantes masacrados en Venezuela este año bajo el régimen de Nicolás Maduro, y recientemente se retractó de su exhortación sobre los 43 estudiantes “desaparecidos” en México. Mujica demuestra estar muy al tanto de las violaciones de los derechos humanos en el resto del mundo, pero desconoce que en Ecuador se detienen estudiantes (y hasta hay denuncias de golpes y maltratos) por el simple hecho de protestar contra el gobierno.

Al parecer su prédica contra el totalitarismo y el enriquecimiento ilícito de los gobernantes ni ruboriza a sus homólogos latinoamericanos, más allá de la admiración que cause un gobernante que no demuestre pasión por el dinero (ajeno) y que no haya sucumbido a la tentación de eternizarse en el poder.

Otra retórica populista de las que estuvo plagado el encuentro en la Mitad del Mundo provino del flamante secretario de la Unasur. «Con este edificio, necesitamos estar a la altura», dijo a la BBC Ernesto Samper, quien cree que la estructura ayudará en el relanzamiento del bloque «devolviendo el optimismo y la confianza del proyecto Unasur a la gente».

¿Será que hasta ahora esa relación ha sido de apariencias? En marzo para la toma de pose de Michelle Bachelet en Chile, el gobierno ecuatoriano convocó a una reunión de presidentes de la Unasur para respaldar “el humanismo” de Nicolás Maduro ante lo que calificó como montajes de estudiantes y ciudadanos asesinados en las calles durante las protestas. Tal iniciativa no prosperó y apenas hubo una reunión de cancilleres.

Paraguay lleva apenas un año se haber sido reintegrado a la Unasur, luego de que esta lo suspendiera debido a que, como lo faculta el artículo 225 de su Constitución, el congreso destituyó de la presidencia a Fernando Lugo, uno de los aliados al Foro de Sao Paulo.

Las diferencias entre los países miembros de la Unasur no se superarían tan solo con una sede o un recambio de presidentes, como el incidente del año pasado en el que Mujica dijo sobre Christina Fernández de Kirchner “esta vieja es peor que el tuerto”, sin percatarse de que seguían transmitiendo en vivo. Evo Morales y Michelle Bachelet mantienen las asperezas por el reclamo boliviano de una salida al mar. Y Chile y Perú acaban de dirimir su propio conflicto limítrofe y las susceptibilidades aún están a flor de piel.

En la inauguración de la sede de la Unasur en Ecuador se prefirieron olvidar muchos males latinoamericanos que ciertamente afectan la anhelada integración, como la falta de transparencia y de rendición de cuentas y la prevalencia de la impunidad en la región. Más pareciera existir para defender a ultranza la permanencia de sus aliados en la presidencia, y callar ante sus abusos de poder, de los derechos humanos y escándalos de corrupción, así como nuevas formas de colonialismo como la existente en Venezuela.

Si bien hay avances en la integración económica, la Alianza del Pacífico ha logrado ser la vedette en el comercio internacional por fuera de la Unasur. La integración cultural responde a un proyecto político con el que los partícipes deben comulgar. La integración fronteriza, ese anhelo de circular libremente en la región y para el cual ya se habla de un pasaporte único, parece un discurso bipolar cuando al mismo tiempo se acosa policialmente a la Caravana Climática que transportaba activistas y miembros de Yasunidos a la cumbre de Lima COP20.

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