París, 9 ene (EFE).- Tres días de frenesí terrorista y psicosis colectiva en Francia, que comenzaron el miércoles con la masacre perpetrada en el semanario «Charlie Hebdo«, terminaron hoy con el doble asalto de las fuerzas de seguridad sobre los yihadistas y un nuevo baño de sangre.
Con apenas unos minutos de diferencia, la pesadilla terminó de forma abrupta, con la muerte de cuatro rehenes y de los tres terroristas.
Los hermanos Said y Cherif Kouachi fueron abatidos sobre las 17.00 hora local (16.00 GMT) en Dammartin-en-Goele, al noreste de París, tras atrincherarse en una imprenta cuando la policía y la gendarmería ya les pisaban los talones.
Un hombre que se encontraba dentro del mismo edificio (aunque existen dudas sobre si los Kouachi estaban siquiera al corriente de su presencia) consiguió salir ileso.
Casi en paralelo, las fuerzas especiales de la Policía lanzaban un asalto entre explosiones de granadas y disparos de fusiles kalashnikov sobre el supermercado judío «Hyper Cacher», en el este de París, donde el francés Amedy Coulibaly retenía desde hacía cuatro horas a un número indeterminado de rehenes.
Cinco personas, incluido Coulibaly, murieron en la operación, mientras que cuatro policías resultaron heridos.
El yihadista ya había asesinado ayer a una policía municipal en el sur de la capital francesa, en una acción coordinada con los hermanos Kouachi, quienes habían perpetrado la masacre del «Charlie Hebdo«, en la que murieron doce personas.
En una conversación telefónica con el canal de televisión BFMTV durante el secuestro, Coulibaly aseguró actuar a las órdenes del grupo radical autodenominado Estado Islámico y haberse coordinado con Cherif Kouachi, quien a su vez, en declaraciones a la misma televisión, dijo haber sido enviado y financiado por Al Qaeda en el Yemen para cometer la acción.
Coulibaly fue condenado en diciembre de 2013 a cinco años de prisión por intentar ayudar a escapar al antiguo miembro del Grupo Islámico Armado (GIA) argelino Smaïn Aït-Belkacem, que cometió un atentado en la estación de tren del Museo de Orsay en París en 1995.
El pequeño de los Kouachi, Cherif, también fue detenido y finalmente liberado sin cargos en ese mismo caso, lo que pone en evidencia el conocimiento previo entre ambos terroristas.
Después de 48 horas de espanto por el crimen del «Charlie Hebdo«, París se sumió hoy en el pánico y en un estado cercano al marasmo, con sus principales vías cortadas por la operación policial y con falsas alarmas que sumieron lugares como la turística plaza Trocadero en el caos.
Terminada la pesadilla, que a buen seguro dejará heridas difíciles de cicatrizar en la sociedad francesa, el presidente, François Hollande, se dirigió a la nación para pedir que esta sea «implacable con el racismo y con el antisemitismo».
La toma de rehenes en el supermercado judío es un «acto antisemita espantoso», denunció, y calificó a los yihadistas de «iluminados que no tienen nada que ver con la religión musulmana».
Hollande, quien dio la orden del doble asalto antiterrorista, también llamó a todos los ciudadanos a participar en la masiva manifestación de repulsa convocada para el próximo domingo con el objetivo de escenificar la «unidad nacional».
Invitados por el presidente francés, gran parte de los jefes de Gobierno de la Unión Europea han confirmado que tomarán parte en la marcha, entre ellos el presidente del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, la canciller alemana, Angela Merkel, o el primer ministro italiano, Matteo Renzi. EFE