Erwin Olaf, la belleza al servicio de un mensaje que golpea al espectador

Erwin Olaf, la belleza al servicio de un mensaje que golpea al espectador. Foto de Alex Timmermans.

Málaga (España), (EFE).- Influido por sus inicios en la fotografía de publicidad y moda, el holandés Erwin Olaf atrae primero con sus imágenes a través de la belleza, pero al mismo tiempo consigue transmitir un mensaje que en algunas ocasiones, como el propio artista admite, llega a «golpear» al espectador.

«Mis fotografías cuentan una historia, pero con un toque un poco más cruel. Parece algo bonito, pero de pronto te da un golpe y te das cuenta de que es algo más duro», afirmó en una entrevista con Efe Olaf, que hoy inaugura en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga (sur de España) una exposición con más de sesenta obras creadas en los últimos diez años.

Considera que, en la actualidad, «cada día se pueden ver miles de fotografías bellas en Instagram o en Facebook», pero él como artista no puede «hacer sólo eso» y tiene que buscar «algo más, comunicar algo, que el espectador empiece a pensar y crear un diálogo con él».

Pese a la estética de sus imágenes, algunas cercanas a la pintura, nunca ha estado tentado por pintar, porque asegura que es «un terrible pintor».

Erwin Olaf

«Sólo hago algunos dibujos mientras hablo por teléfono», bromea Olaf, que se siente inspirado por el cine, especialmente de los años 70 y 80 y de autores como Fellini, Visconti o Pasolini.

También le gusta visitar el Museo del Prado y admirar la «precisión» de la pintura, y admite que le «irrita» comprobar cómo ve en las calles fotografía publicitaria «bien hecha y con la luz muy cuidada» y a veces en los museos imágenes «que no están tan cuidadas».

Sobre la presencia de la provocación en sus obras, admite que en los inicios de su carrera era una herramienta y su obra era «más agresiva», ya que como fotógrafo publicitario necesitaba «captar la atención en un minuto», pero en torno al año 2000 empezó a buscar «un mensaje más lento, más en profundidad».

Para Erwin Olaf, sus obras terminan de completarse cuando las observa el espectador, que tiene la posibilidad de «crear su propia historia».

Erwin Olaf

«El espectador completa la fotografía, y lo que añade el espectador es a veces una sorpresa incluso para mí. El espectador decide lo que ha pasado o lo que va a pasar en la foto», explica.

Otro ingrediente importante de su trayectoria es el erotismo, en muchas ocasiones explícito, como en su serie de fotografías «Fashion victim».

«Siempre me sorprende que en las fotografías parezca que el cuerpo humano termina aquí (Olaf se señala el ombligo) y que no hay nada debajo, pero todos sabemos lo que tenemos, porque todos lo tenemos. Hoy, en Internet, podemos encontrar muchas imágenes vulgares que lo muestran, y los jóvenes pueden verlo con un par de clics», subraya a Efe el artista.

Con ese erotismo explícito quiere trasmitir «que la sexualidad es parte de nuestras vidas y que no hay nada malo en mostrar penes o vaginas, que son parte del cuerpo».

Erwin Olaf

«Todos estamos tímidos y frustrados porque nos da vergüenza mostrarnos, pero como artista quiero mostrar cómo somos y lo que tenemos, porque no debe ser la religión la que dicte lo que se puede ver o no, sino que cada uno debe decidir lo que quiere mostrar. Vamos a estar en este mundo 75 u 80 años, así que tenemos que disfrutar», proclama Olaf.

En los diez años que abarca la exposición del CAC Málaga, considera que ha experimentado una evolución al pasar «de ser puramente un fotógrafo a ser un artista cuyo instrumento es la cámara fotográfica, pero que la combina con el cine y las instalaciones».

Pero también cree que hay un denominador común de toda su carrera: «Desde el comienzo he querido celebrar la libertad de expresión, que se pueda hacer esto sin que vaya a la cárcel o reciba una multa, y también probar los límites, hasta dónde puedo llegar y hasta qué punto hay libertad». EFE (I)

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