El Papa Francisco, especialmente crítico en México

El papa Francisco celebra misa en el estadio Venustiano Carranza de Morelia, México, martes 16 de febrero de 2016. En la homilía, Francisco dijo a los sacerdotes y monjas que no se resignen a los problemas en torno ni caigan en la parálisis, que llamó el "arma preferida" del diablo. (AP Foto/Rebecca Blackwell)

MEXICO (AP) — En sus cinco días en México, el papa Francisco criticó a la élite mexicana por la falta de justicia y paz que padece el país, exigió a los obispos hacer más para aliviar el sufrimiento de los fieles a manos del narcotráfico y la corrupción y explícitamente evitó los lujos de la capital para visitar lugares mucho más modestos.

Si bien los papas suelen hacer críticas sutiles en sus visitas alrededor del mundo, Francisco pareció haber ido más allá en sus apreciaciones al país anfitrión. Para algunos observadores, el pontífice claramente siente que tanto la iglesia y el gobierno le han fallado a los mexicanos.

«El papa literalmente cree que el demonio anda suelto en México, sembrando la muerte, la miseria y la resignación, y cree que el Estado, iglesia y los narcos han sido cómplices en esto», dijo a The Associated Press Andrew Chesnut, director de estudios católicos de la Universidad Virginia Commonwealth. «Cree que México, con la segunda población católica del mundo, vive una aguda crisis moral y política, y que la iglesia necesita convertirse en agente activo (para) construir un México más justo».

Francisco es un jesuita que con frecuencia pide hacer «exámenes de conciencia» ante Dios.

Su discurso ante la jerarquía católica el sábado fue limitado en cuanto a elogios. Francisco reconoció su contribución para afrontar el fenómeno de la migración pero les pidió ser verdaderos pastores y no sólo hacer condenas genéricas.

«No se necesitan príncipes, sino una comunidad de testigos del Señor», dijo Francisco a los obispos. «Los invito a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar», demandó.

La mayoría de los obispos fueron designados por Juan Pablo II, quien para algunos prefirió favorecer a religiosos menos dispuestos a desafiar el orden establecido que a sacerdotes con un perfil más activista.

Francisco conoce bien a la iglesia mexicana: él encabezó la conferencia episcopal latinoamericana cuando fue arzobispo de Buenos Aires. Y las fallas que encontró aquí, una afinidad con el poder y un respeto excesivo por el clero, son los mismos problemas que ha criticado en su propio gobierno: la curia del Vaticano.

En un recordado evento de Navidad, Francisco enlistó los padecimientos del Vaticano, como el «Alzheimer espiritual» y el «terrorismo del chisme».

En su visita a México, su posición la dejó inscrita en el libro de visitantes de un seminario: los sacerdotes deben ser pastores de Dios, no «clérigos de Estado», una referencia a los lazos cercanos de varios jerarcas católicos con el gobierno.

En contraste, en su discurso a los obispos de Estados Unidos en 2015, los elogió por el manejo que había hecho de los escándalos de abusos sexuales, algo que desató duras críticas de grupos representantes de víctimas.

«Este recorrido contrasta con sus viajes a los vecinos Cuba y Estados Unidos, donde fue más un pastor y diplomático», dijo Chesnut. «Más de un latinoamericano se preguntará por qué fue tan abierto en México y tan cauteloso en Cuba, donde la iglesia es relativamente reprimida y el gobierno es autoritario».

Por ahora, los mensajes del papa han comenzado a ser bienvenidos por la gente.

«Es un papa que les pega donde duele», dijo Oscar Medrán, un hombre que con su familia intentaba llegar el miércoles al punto donde el papa daría su última misa en Ciudad Juárez, justo en la frontera con Estados Unidos. (I)

Por E. EDUARDO CASTILLO y NICOLE WINFIELD, Associated Press

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