Reveses militares en Siria, Irak y Libia y falta de financiación acosan al Estado Islámico

Foto Cortesía: Estado Islámico

Los reveses militares que el Estado Islámico (EI) está sufriendo en Siria, Irak y Libia, los países con mayor presencia de los yihadistas, y la pérdida de ingresos por la venta de petróleo por los bombardeos internacionales están debilitando al grupo terrorista.

Las fuerzas kurdo-árabes, los rebeldes y las tropas del régimen avanzan en su lucha contra el EI en distintas zonas de Siria, mientras los «peshmergas» kurdos y el Ejército iraquí, junto a las milicias chíies que le apoyan, han lanzado varias ofensivas en Irak.

En ambos casos, los combatientes sobre el terreno cuentan con el apoyo de EEUU y la asistencia de los ataques de la coalición internacional, mientras que el sostén ruso parece ser determinante en el avance del Ejército sirio.

Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), lideradas por las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), la principal milicia kurdosiria, han arrebatado al EI en la última semana 90 pueblos y granjas en la periferia de Manbech, en el noroeste de Alepo, y siguen progresando desde el inicio de su ofensiva el 31 de mayo.

Los terroristas se enfrentan a las FSD también en el norte de la provincia de Al Raqa, feudo sirio del EI, en el que hace seis días entró el Ejército del presidente sirio, Bachar al Asad, cada vez más cerca de la batalla por la toma de la capital yihadista en Siria.

Las fuerzas del régimen combaten además a los extremistas en Alepo, donde Siria lanzará en breve, con el apoyo de la aviación rusa, otra ofensiva para liberar la ciudad, anunció ayer el embajador sirio en Moscú, Riad Haddad.

En Irak, los principales frentes abiertos están en Faluya, en manos del EI desde enero de 2014, y Mosul, capital del califato proclamado hace dos años por su líder, Abu Bakr al Bagdadi.

El pasado 23 de mayo, las fuerzas gubernamentales iraquíes lanzaron una ofensiva, con el apoyo de EEUU, sobre Faluya, de la que desde entonces han huido al menos 17.000 de sus 50.000 habitantes, acosados por la violencia y la falta de alimentos.

En el norte, las tropas kurdas o «peshmergas» iniciaron el pasado domingo también una amplia ofensiva contra el EI en los alrededores de Mosul que les ha permitido situarse a 15 kilómetros del principal bastión del EI en Irak.

Las operaciones cuentan con el apoyo aéreo de la coalición internacional, que también asiste al Ejército iraquí en el sur de Mosul, donde los yihadistas ofrecen una feroz resistencia, y las fuerzas árabes y yazidíes que también combaten en el norte del país.

En Libia, las fuerzas de la alianza del llamado gobierno de unidad se encuentran ya a las puertas del centro de Sirte, bastión del EI en el Mediterráneo, tras un mes de intensos combates desde que comenzó la ofensiva para reconquistar la ciudad.

A pesar de la resistencia, «hemos logrado avanzar y nuestras tropas están ya solo 6 kilómetros de la universidad de Sirte», en manos del EI desde hace un año, dijo ayer a Efe el portavoz militar de la alianza Mohamed al Jasri.

«Fuerzas del Gobierno de Unidad están haciendo rápidos avances contra el EI en Libia y han comenzado a entrar en su fortaleza de Sirte», escribió en twitter el enviado especial del presidente de EEUU para la coalición contra el EI, Brett McGurk.

Debido a estos reveses, el EI ha buscado otros lugares para afianzarse, como el Yemen, donde se aprovecha de la guerra civil que libran el Gobierno y los rebeldes hutíes, o Egipto, donde han empezado a hacer daño tras asentarse en el Sinaí.

Pero el militar no es el único frente en el que el EI pierde fuelle, ya que, según la ONU y por primera vez desde la proclamación del califato, el núcleo del grupo está bajo presión financiera.

La pérdida de ingresos por la venta del petróleo a causa de los certeros bombardeos de la coalición ha sido clave para acorralar económicamente al EI, que ahora está aumentado la extorsión, los impuestos y el tráfico de antigüedades robadas.

«Dados sus recientes reveses militares, el EI puede estar moviéndose hacia una nueva fase, elevando el papel de sus filiales, tratando de mover fondos fuera de las zonas en conflicto y aumentando el riesgo de ataques internacionales complejos», advirtió el pasado miércoles al Consejo de Seguridad el responsable de Asuntos Políticos de la ONU, Jeffrey Feltman. EFE (I)

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