La voluntad indomable del amor

Bastaría con hacernos la pregunta: ¿Qué es el amor? Y encontraríamos algunas respuestas dependiendo de a quién se las haga. Por ejemplo: una madre de seguro responderá sus hijos; una amante, su querido; un hombre, su equipo de fútbol; un escritor, sus artículos;  un político (de los buenos), el pueblo; un clérigo, Dios. Yo respondería… la Libertad… ¿Pero, por qué es bueno el amor? Varios estudios demuestran que cuando un hombre o mujer sienten amor por lo que hacen se vuelve altamente efectivo, eficaz y eficiente; y si a este amor lo salpicas con pasión, no habrá nada que ese hombre o mujer pueda realizar.

De ahí que el amor lo puede todo. Y, ¿dónde o cómo se demuestra el amor realmente? Dicen los niños, por ejemplo cuando dibujan corazones, que eso representa el amor. Los 14 de febrero de todos los años vemos como un ángel semidesnudo lanza flechas a los corazones simbolizando el amor: Otras formas de amor también puede ser un beso en la boca, en la mejilla o en la frente o tal vez en una rodilla raspada, o en ese chibolo chichón que sale cuando caes. Dar y recibir la bendición antes de salir de la casa, guardar el último pedacito del chocolate o ceder el control remoto del televisor pueden también ser muestras de amor en la cotidianidad.

Lo anterior nos llevaría a entender que el “power” de la humanidad está en esa capacidad de amar. Y sin temor a equivocarme las mujeres nacimos facultadas con el don para amar y hacer sentir amados a quienes nos rodean. de mejor y con mayor facilidad que los hombres; no, no soy feminista, pero el primer amor de la gran mayoría de los seres humanos es una mujer.

Es mi criterio que en los momentos que atraviesa el Ecuador, lo que nos hace falta es más amor, nos han dividido en bandos (algunos han hecho hasta bandas) y sin sonar romántica y siendo práctica, vemos familias quebradas en lo económico y desquebrajadas en lo afectivo; y, ambas cosas causadas por la implementación o activismo de la política actual. Los que nos rigen nos enseñaron que ellos son los buenos y si no estás con ellos, estás contra ellos… y eso te hace malo. Han sembrado odio hacia los que piensan distinto, y a la gran mayoría han llenado de miedo, temor, persecución, intranquilidad, pobreza, carestía, resentimiento, censura, autocensura (la peor de todas). Vivimos a la defensiva, en el entredicho, en la indiferencia. Vivimos tiempos de egoísmo, por más que se abrace árboles o se camine por lodo, de un lengüetazo sabatino el desamor al prójimo se hace presente.

El Ecuador de hoy ¡necesita Amor! Es momento de que llegue al poder alguien que tenga capacidad de sentir, que le duela lo que sucede, que no sólo diga sino que lo demuestre, que conozca la magia de hacer con una papa un locro y alimentar a toda una familia; que comprenda lo que es irse a dormir con la barriga vacía para que tus hijos coman, que haya vivido en carne propia la adversidad y que esa experiencia la haya sabido transformar en fortaleza para salir adelante. Que mire al mundo de frente y que no se amilane, que sea alguien normal sin una vida perfecta; que nos cuente su historia como un testimonial y no con historietas a maneras de comic; necesitamos alguien altruista, que brinde su diestra con sensibilidad.

Nuestra patria en estos momentos de crisis necesita de un cerebro con ideas claras pero sumadas a un corazón lleno de amor; así como la mística de llegar con su mensaje al ciudadano y la convicción del servicio público. Necesitamos de esa mano franca que entregue el alma cuando se trata de salir adelante, sin poses, viendo a los ojos y hablando con esa pasión que te impulsa a lograr los imposibles. Es hora de la reconciliación nacional, nuestro Ecuador necesita de: “amor como principio” como lo dijo el filósofo positivista francés Auguste Comte. Considero que es hora de replantear todo lo que se ha hecho hasta aquí, es momento de aplicar el adagio. “El poder del amor” y quien mejor para demostrar ese amor por el pueblo y por la patria que una mujer… Citando a Indira Ghandi: “La fuerza no proviene de la capacidad física sino de la voluntad indomable” … me atrevo a completarla, “…la voluntad indomable del amor…”

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