Cuando Angela Merkel pensaba en abrir un restaurante

BAYREUTH (ALEMANIA), 01/08/2016.- La canciller alemana Angela Merkel. EFE/Rudi Ziegler

La canciller alemana, Angela Merkel, pensó cuando era estudiante en la República Democrática Alemana (RDA) en la posibilidad de abrir un restaurante, idea que, reconoce, abandonó tras la reunificación del país.

En una entrevista para una edición especial del semanario económico «Wirtschaftwoche» con motivo de su 80 aniversario, Merkel recuerda sus antiguos planes de convertirse en emprendedora.

«En la época de estudiantes organizábamos discotecas en los clubes de estudiantes. Yo trabajaba ahí y me imaginaba que podría abrir un bonito restaurante. Pero tras la reunificación alemana, cuando por primera vez ese tema podría haber tenido relevancia, siempre tuve mucho que hacer, porque enseguida fui nombrada ministra», apunta.

Merkel, hija de un pastor protestante, estudió Físicas cuando todavía se llamaba Angela Kasner en la Universidad de Leipzig entre 1973 y 1979.

Fue allí donde conoció a su primer marido, Ulrich Merkel, un compañero de estudios con el que se casó a los 23 años y del que se divorció cinco años después, aunque sigue manteniendo su apellido.

En el auge de la revolución pacífica que se vivía en la RDA poco antes de la caída del Muro de Berlín, Merkel comenzó a colaborar con grupos opositores al régimen comunista y en febrero de 1990 ingresó en la Unión Cristianodemócrata (CDU).

Comenzó en este momento una meteórica carrera política, al ser nombrada sólo un año después ministra de la Mujer y la Juventud por el entonces canciller, Helmut Kohl.

Entre las pasiones de Merkel, las que ella misma ha confesado, está la música clásica y cocinar, uno de sus entretenimientos preferidos cuando tiene tiempo libre y lo disfruta junto a su actual marido Joachim Sauer; eso sí, en casa.

La idea del restaurante quedó olvidada, pero Merkel, en su tercera legislatura como canciller, sigue admirando a los emprendedores.

«Me fascina que, incluso cuando les va muy bien, no se quedan parados, sino que siguen adelante, tienen nuevas ideas, compran algo o quieren crecer», señala a «Wirtschaftwoche». EFE (I)

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