Moscú (EFE).- El presidente ruso, Vladímir Putin, inauguró hoy en la península de Crimea un monumento en honor al zar Alejandro III (1845-94), el penúltimo monarca de la dinastía Romanov.
«Fue un hombre de fuerte carácter e inquebrantable voluntad. Sus coetáneos le llamaban Zar Pacíficador», dijo, en alusión a que durante sus 13 años de mandato Rusia no se vio involucrada en ningún conflicto militar.
Putin presidió el acto en el parque del Palacio de Livadia, que se encuentra a apenas tres kilómetros de Yalta, uno de los principales balnearios de la península.
Precisamente, Alejandro III murió en dicho palacio, el lugar de descanso favorito de su hijo, sucesor y último zar, Nicolás II.
La estatua de bronce de cuatro metros de altura representa al zar con atuendo militar, sentado sobre un tronco y apoyado en su sable con una estela detrás en la que están tallados sus principales hitos como mandatario coronada por un águila bicéfala.
Entre sus logros destaca el tendido del tren Transiberiano, la creación de la industria petrolera, mientras el monumento también incluye a sus célebres coetáneos: Dostoyevski, Chaikovski, Tolstói o Mendeléyev.
Putin inauguró el monumento poco después de que se celebrara el 7 de noviembre el centenario de la Revolución de 1917, tras la que los bolcheviques fusilarían a la familia de Nicolás II.
La descendiente del último zar y jefa de la Casa Imperial Rusa, María Románova, se encuentra ahora de visita en Rusia, donde ha llamado a la reconciliación entre blancos y rojos, los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil que estalló tras la victoria bolchevique.
«Al fin y al cabo debido a la Revolución sufrieron todos, y los perdedores y los ganadores. No debemos olvidar para no repetir los errores. Debemos intentar corregir el mal hecho. Pero también debemos saber perdonar y pedir perdón», aseguró. EFE (I)
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