Hora de actuar

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez
Guayaquil, Ecuador

Entre el 2015 y el 2017, durante la presidencia de Rafico, se perdieron doscientos setenta y ocho mil empleos como consecuencia de las salvaguardias, evitando que produzcamos un mil cuatrocientos cincuenta millones.  Todo para recaudar más tras la #DespilFarra petrolera.

La justificación: el nacionalismo, que tantos perjuicios la ha ocasionado a la humanidad.  A esos servidores públicos les gustaba, por algún motivo, privilegiar a ciertos sectores que ellos elegían, en lugar de generar un ecosistema regido por la ley de la oferta y la demanda en beneficio del consumidor.

Con la caída del precio del petróleo, se demostró que el socialismo del siglo XXI se sustentó en las ganancias extraordinarias por la venta de ese líquido.  Lo grave, además de la corrupción, es que no invirtieron eficientemente la mayor cantidad de recursos económicos de la historia republicana para dedicarse al populismo.  Pasaron de ser el jaguar latinoamericano a la caricatura del ático.

Al inicio de ese gobierno, seis de cada diez ecuatorianos tenía un empleo adecuado.  Al terminar, seis de cada diez ecuatorianos no tenía un empleo adecuado.  Se dedicaron a bloquear al comercio: la actividad económica que más empleo adecuado crea y de allí los resultados.

Persistimos obstaculizando el comercio a través de barreras no arancelarias que privilegian a ciertos fabricantes, mientras deterioran el poder adquisitivo de los consumidores.  Esas compañías se niegan a competir.

Queda claro que Lenin se ha concentrado, con éxito, en lo político y en ofrecer paz.  Era lo urgente para poder gobernar.  Llegó la hora de actuar en lo económico.  Los indicadores así lo dicen.

Si se analiza la eliminación del subsidio de la gasolina (que incrementaría costos en la cadena productiva), simultáneamente se debería disminuir los impuestos, tasas y aranceles que se les cobran a los vehículos.  Tributos que se aplicaron desde gobiernos anteriores para mantener el subsidio al combustible, mientras restringieron el comercio.  Gracias a esos impuestos, comprar un carro en Ecuador es como comprar dos en Perú o Chile.  Compre dos, lleve uno.

Las leyes a promulgar deberían tener incentivos transversales, para cualquier inversionista.  No solamente los que se eligen como ganadores desde Quito. Continuar con esa política es un sinsentido en el siglo XXI.

Hay que suprimir cualquier tipo de monopolio u oligopolio público o privado promovido desde el gobierno.  Ninguno de los dos ofreció, ni ofrecerá los mejores precios.  Cobrará el precio más alto posible.

Se requiere recortar el gasto público eliminando los excesos en las compras públicas.

Precisamos incluir nuevas modalidades de contrato de trabajo para flexibilizar la relación laboral y que sea más fácil contratar a quienes están desempleados.  Es importante que esas modalidades consten en el Código de Trabajo para que no se produzcan contingentes laborales en las empresas y así reducir el subempleo.

También se necesita firmar el acuerdo comercial con Estados Unidos, nuestro principal socio comercial; y convertir al Ecuador en miembro permanente de la Alianza del Pacífico, que concentra el 57 % total del comercio en América Latina y el Caribe.  Ya vimos lo bueno que fue para las exportaciones y el empleo el haber firmado acuerdo con la Unión Europea. Nuestro objetivo debe ser venderle más al mundo para reducir la pobreza y convertirnos en un país del primer mundo.

Como dijo Napoleón: “toma tu tiempo para deliberar, pero cuando llegue el momento de actuar, deja de pensar y actúa”.

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