La culpa es de todos

Jorge Calderón Salazar

Jorge Calderón Salazar

Guayaquil, Ecuador

Nuevamente el gobierno anuncia un nuevo de paquete de medidas económicas en aras de aliviar la delicada situación fiscal por la que atraviesa el país. No es el primero que anuncia  durante su gestión de gobierno y tampoco será el último. En economía, se plantean varias alternativas de ajuste cuando existen desequilibrios, estos pueden ser de shock o gradual, que sean de shock lleva implícito que se tomen las medidas necesarias a la vez, en un período de tiempo muy corto, pero en este caso es importante contar con una estabilidad y fuerza política porque el respaldo será necesario por las medidas “impopulares” que puedan tomarse.  En este sentido no cuenta con ello, y todo desde su génesis, ganar una elección con escaso margen (controvertida incluso), no contar con una mayoría sólida en la Asamblea, en otros aspectos.  Aplicar medidas de shock corregirán el problema en poco tiempo pero a un alto costo político y probablemente social, todo dependerá del conjunto de medidas que se tomen.

La otra alternativa son ajuste graduales (gradualismo, normalmente conocido), en este caso las medidas se aplicarán durante un período de tiempo relativamente prolongado, pero es necesario ser claros en el mensaje que desea transmitir a la población, esto generará tranquilidad y confianza; además de ello debe existir consensos entre las diversas fuerzas políticas, sociales y empresariales para lograr resultados en los diversos tramos (corto, mediano y largo plazo), esto debe complementarse con hacerles conocer a la población que va mejorando la situación. La aplicación de políticas gradualistas involucra mucho “tiempo de espera” para solucionar la situación económica, y esto expone al país a potenciales nuevos problemas que se presentan mientras se aplica las medidas, esto es preocupante para economías como la nuestra que es sensible a factores externos.

El nuevo conjunto de medidas económicas planea ahorrar al Estado aproximadamente 1000 millones de dólares, que sumados a los anteriores paquetes (esperando que funcionen, daría un total de 1800 millones de dólares anuales en ahorros), entre las medidas que se plantean tenemos la reducción del subsidio a la gasolina super, fusión de varios ministerios, secretarias y dependencias públicas, eliminación de embajadas y consulados, reducción de privilegios a altos funcionarios, tales como: eliminación de pago de tarifa celular a ministros, subsecretarios, asesores y directores, retiro de la seguridad a todos los ministros (excepto a lo que tengasn alto nivel de riesgo), venta de vehículos, y reducción de viáticos a los funcionarios.  Otras medidas se deberán tomar en los siguientes meses, como revisión del subsidio al diesel, reducción del gasto público, entre otros; debe generarse la confianza para brindar señales positivas al mercado.

Es claro que el gobierno ecuatoriano está en la senda de aplicar políticas gradualistas, dado el contexto político (limitada capacidad de maniobra en Asamblea), situación económica adversa, cercanía a elecciones seccionales, entre otros aspectos; pero saltan las inquietudes, ¿serán suficientes? ¿cuándo se verán resultados palpables? ¿hay realmente un plan económico a largo plazo? Hay una situación preocupante en el ámbito económico, y no es el momento para buscar culpables, porque si fuera así, la culpa es de todos.  Empecemos por Rafael Correa que teniendo entre sus manos una gran cantidad de recursos financieros, los dilapido para “reescribir” la historia ecuatoriana como un antes y después de él, y más de 400 mil millones de dólares entre excedentes petroleros, ingresos extraordinarios por recaudación tributaria, recursos provenientes del IESS, Banco Central, fondos petroleros, deuda externa (solo recordemos que cuando inició su gobierno la deuda total se ubicaba en 13 mil millones de dólares, después de una renegociación forzosa la bajo a 9 mil millones y al final de su mandato quedó en 60 mil millones de dólares, si agregamos, atrasos, preventas y demás), y lo que dejo fue un país sumido en una profunda crisis económica.  Otro culpable es la población ecuatoriana que voto por aquel ¨líder shamánico” o “líder mesiánico (o mediático)¨, que le vendió un “milagro económico” que estaba sustentado en el exagerado gasto público, y en que el gobierno era el mayor contratante en la economía. El Presidente Moreno también tiene su responsabilidad, sabía de la delicada situación y perdió un año tratando de que sobreviva el modelo con dos ministros que a ultranza lo defendían, cuando era obvio el problema.  Estas medidas y otras más debieron tomarse con más antelación. Finalmente, que no se crea que aquellos que no votamos por Correa estamos exentos de nuestra responsabilidad, debimos haber luchado más por mostrar el precipicio al cual nos llevaban.

En todo caso, hay que ser conscientes de que todos somos culpables y tenemos nuestro grado de responsabilidad en la situación del país, así mismo aprender de estos dolorosos errores y no creer que vendrá un ¨mesías” a resolver los problemas del país. Debemos dar vuelta a la página y ver hacia el futuro, Ecuador y las próximas generaciones lo necesitan. (O)

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