El discreto encanto del tamaño del Estado

Ricardo Noboa Bejarano
Guayaquil, Ecuador

Esta debe ser, al menos en el Ecuador donde se siguen discutiendo temas que casi nadie ya discute (salvo algunos países de Latinoamerica)  uno de los asuntos mas complejos de resolver.  Recuerdo que hace ya tantos años como veintiséis Sixto Durán Ballén mandó al Congreso de entonces una Ley de Modernizacion para reducir el tamaño del Estado.  Cuatro años mas tarde, en la campaña electoral de 1996, Jaime Nebot hablaba de la necesidad de “un Estado pequeño, pero fuerte, que no intervenga sino regule”.  Y así.

El año 2000 se hizo un intento serio por captar inversión privada en los sectores eléctrico y de telecomunicaciones.  No se pudo.  La ex Emelec, incluso, pasó a ser pública y sigue pública. Yo creo que los ecuatorianos no quieren, en el fondo, reducir el tamaño del Estado. Su tamaño grande, con una sobreburocracia, pródigo en subsidios, tiene contenta a la gente. Da empleo, jubila, pone combustibles y diesel a buen precio, cruza los subsidios en los medidores eléctricos, permite calentar las piscinas con bombonas de gas baratas, y asi sucesivamente.

Unos u otros, empresarios o trabajadores, burócratas o empleados, empresarios o consumidores, políticos o ciudadanos comunes, no ponen real empeño –a pesar de que lo digan- en reducir el tamaño del Estado.  Y así es en buena parte, como he dicho, de Latinoamerica. Escuchar que Argentina tiene cuatro millones de empleados públicos pone los pelos de punta. Pero así es. El peronismo, llámese de Menem, Kirchner o Macri, pues todos tienen un origen peronista, se ha encargado de hacer cómodo y vago al  argentino medio, al que le encanta sacarle plata al Estado para “equilibrar” su presupuesto. Solo porque es un país tan rico es que la Argentina sigue viviendo.

Acá nos negamos sistemáticamente a tomar el toro por los cuernos y el país se vuelve cada día más caro. Acá todo es caro, hasta la justicia, que es gratuita. Y nos es difícil ponernos de acuerdo. Cada quien quiere que se eliminen los subdisios….menos los que a cada uno beneficia.  Cada uno quiere que desaparezca un ministerio… menos aquel que le da al sector presencia política. Y así la cosa es difícil.

Pienso que los ecuatorianos debemos enfrentar nuestro destino económico en una consulta popular: ¿queremos que se focalice el subsidio al gas? ¿queremos que se cese a cien mil empleados públicos para reducir el gasto? Cosas así. De modo que el gobierno cuente –o no- con la opinión de la ciudadanía a fin de respaldar sus decisiones políticas.

Si los ecuatorianos quieren el cese de la burocracia de engorde, pues no habrá Ecuarunari o Sindicato que valga y que trate de imponer su visión a través de la piedra o de la toma de las calles. Si los ecuatorianos votan por la focalización del subsidio del gas, pues se focaliza y ya. Si no, sabemos que los ecuatorianos seguimos enamorados del estado de bienestar, aquel que nos droga con el engaño de precios de servicios artificialmente bajos mientras los bienes y servicios en general son sumamente caros.  Al menos algunos de ellos.

El Presidente anunció hace poco ciertas medidas para disminuir el gasto público. En realidad son insuficientes. Pero tampoco se puede atrever a más ante la fragilidad política que tiene, pues el costo de haberse enfrentado al antecesor es el fraccionamiento del bloque legislativo y la dependencia que tiene de aliados coyunturales que no están dispuestos a firmar pactos de sangre que impliquen costos políticos. Entonces, no le queda mas al Presidente que respaldarse en una consulta popular que le permita realizar ciertos cambios económicos drásticos que la economía ecuatoriana requiere a pesar de lo que digan ciertas dirigencias.

Y si no, que se mire en el espejo de Macri, que por postergar decisiones dolorosas, ha ido perdiendo capital político al punto que muchos argentinos hoy evocan a Cristina, que dirigió en la hermana república el gobierno más corrupto de que se tenga memoria. Acá es igual. El fantasma de Correa sigue recorriendo los corredores de Carondelet ahuyentando la toma de decisiones económicas claves, a pesar de todo lo que se ha hecho en la lucha anticorrupción y en el destierro político de una mafia criolla asociada en el poder para delinquir a la velocidad de fibra óptica, pues, emulando a Churchill, “nunca tan pocos se llevaron tanto en tan poco tiempo”.

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