El comercio exterior ecuatoriano

Jorge Calderón Salazar

Jorge Calderón Salazar

Guayaquil, Ecuador

El comercio exterior es fundamental en un modelo como la dolarización, pues es una de las formas para atraer dólares a nuestra economía, por ello ante esa premisa, tener un comercio exterior más dinámico se vuelve prioritario.  Desde que nuestro país adoptó el actual sistema monetario mucho se ha hablado del comercio exterior, de la importancia de abrir mercados, de ampliar nuestra oferta exportable, de ser parte de bloques comerciales, etc., casi 20 años después seguimos proponiendo la misma receta en el corto y largo plazo, por lo que en retrospectiva tenemos “dos décadas pérdidas” en esta materia (y esto solo tomando como fecha de partida la dolarización, si revisamos más atrás en el tiempo, veremos que está en el debate muchas más décadas atrás este tema).  Entonces, nos planteamos las siguientes preguntas ¿por qué sucede esto en el Ecuador? ¿por qué no le dimos la prioridad? ¿es falta de competitividad de nuestros sectores económicos? ¿la estructura de costos en el país es alta? ¿nuestros países vecinos producen mejores bienes y servicios que el Ecuador? ¿la culpa es del dólar? Y la lista sigue si nos planteamos más interrogantes.

Pero definitivamente, no le dimos la importancia necesaria, desde lo político hasta técnico. El gobierno anterior creyó que el crecimiento económico del país debería fundamentarse en un creciente gasto público, y por esto desde el comienzo de su gestión el expresidente Correa mandó al “tacho de la basura de la historia” al acuerdo comercial que se negociaba con Estados Unidos en ese entonces, junto con Colombia y Perú, quienes continuaron y firmaron el mismo años después. Lo mismo ocurrió con el acuerdo que se negociaba con la Unión Europea, y sopena de buscar un acuerdo soberano, nos retiramos de las negociaciones para después regresar a las mismas años más tarde y terminar firmando el mismo acuerdo multipartes (con muy ligeras excepciones) que firmó nuestros vecinos, Colombia y Perú.  Cabe señalar que la firma del acuerdo con la Unión Europea se dio por la voluntad de este bloque comercial, pero especialmente porque el gobierno ya empezaba a sentir la caída del precio de petróleo y la necesidad de liquidez se hacía inminente.  El país por una decisión política-ideológica antes que técnica decidió aliarze a los países del ALBA, realizar acuerdos comerciales con países que antes de buscar completariedad con sus economías, más bien producíamos lo mismo, o en su defecto con aquellos países en las que las relaciones comerciales eran muy deficitarias o no había mayor relación comercial; a eso le agregamos los diversos mecanismos o trabas que se establecieron para “proteger la dolarización” como los aranceles, cuotas de importación, exageradas normas de ingresos, entre otras, que lo único que provocaron fue menoscabar la libertad de elección que tienen los consumidores a través de la reducción de opciones de compras, así como también el encarecimiento de muchos productos.  Incluso el hecho de que la cartera de Comercio Exterior pase a ser una dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores mostraba el escaso interés de potenciarlo.

El gobierno actual se esfuerza por cambiar esa dinámica y dar un verdadero rol al comercio exterior, desde inicio de su gestión y más acentuado en los últimos meses, el discurso se ha enfocado en mostrarnos abiertos a la apertura comercial, aunque si bien en algunos períodos del mandato se insistió en seguir con las mismas recetas, es claro que la tendencia se revertirá, pues no podemos pensar que aislarnos o el crecimiento económico debe ser endógeno.  Los últimos años de recesión han brindado las señales necesarias para recuperar el tiempo perdido.

La búsqueda de nuevos mercados como la Alianza del Pacífico, OCDE, entre otros, de los que se busca ser parte y ya se iniciaron las gestiones para ello, mostrando al menos la voluntad política de priorizar el comercio exterior.  El camino aún es largo, aún hay mucho por recorrer, además que los resultados y beneficios se verán en el tiempo; pero sin lugar a duda debemos plasmarlo en una voluntad técnica y esto unilateralmente iniciar reducciones arancelarias, reducir costos de electricidad, mejorar la competitividad a través del contar con las normativa necesarias que brinden facilidades y no obstáculos, etc. Sin lugar a duda es tarea de todos, pero ya nos esperemos 20 años más para seguir hablando de la mismas recetas. (O)

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