El exvicepresidente Jorge Glas, confinado en el Penal de Latacunga, donde cumple seis años de prisión tras ser declarado culpable de asociación ilícita para cobrar sobornos a la compañía brasileña Odebrecht, ha entrado en una profunda depresión mientas entra a la tercera semana en huelga de hambre, según ha revelado a este sitio, una fuente allegada al Penal de Latacunga, que ha pedido no ser identificada.
Glas intenta presionar que sea regresado a la Cárcel 4, en Quito, en donde se encontraba hasta el 20 de octubre, cuando fue trasladado tras la fuga del exsecretario de Comunicación, Fernando Alvarado, quien presuntamente se encuentra en Caracas.
Las fuentes a las que ha tenido acceso La República, que no son oficiales pero gozan de credibilidad para este medio, aseguran que Glas ha advertido al sector correísta, que si no presionan también para su traslado, habrá consecuencias.
La legisladora correísta Paola Cabezas, desde su cuenta de Twitter, ha manifestado su preocupación para la vida del exvicepresidente. “La vida de Jorge Glas corre peligro”, afirmó al señalar que la huelga de hambre “deteriora aceleradamente su salud”.
Cabezas se ha reunido en Esmeraldas con Monseñor Eugenio Arellano, este 1 de noviembre para pedirle una mediación para que, en nombre de la Iglesia, pida al Gobierno el retorno de Glas a la cárcel de Quito.