¿Qué nos está pasando?

Alberto Molina

Alberto Molina
Guayaquil, Ecuador

Cada día vemos más asesinatos con extrema sevicia, la delincuencia está desatada en todo el país. Las agresiones a mujeres, especialmente los femicidios son intolerables, pero lo ocurrido recientemente al norte de Quito con esa joven, Martha (nombre ficticio), no tiene nombre; salió a divertirse con unos «amigos» de absoluta confianza y termina violada en forma  espantosa y brutal. Un tema para el debate: si producto de la violación brutal, Martha resulta embarazada y decide abortar, ¿iría a la cárcel?

En Ibarra, un loco extranjero toma como rehén a su expareja que estaba en estado de gestación y delante de la policía y del  público expectante la mata a cuchilladas. Sobre este tema hay opiniones encontradas; unos dicen que los policías debían hacer uso de sus armas y aniquilar al agresor, otros que debían seguir los protocolos como en otros países. Hay un comentario que dice que la joven mujer fue asesinada ante los “impávidos policías”, frente a todas las opiniones y comentarios vertidos, hay una realidad dramática que las autoridades deben asumirla. Los policías tienen el temor de actuar como debe hacerse en estos casos, porque hay antecedentes en los que los policías que han actuado drásticamente, han sido enjuiciados y han ido a parar en la cárcel.

Para que la policía actúe como en las películas o en los casos de secuestro que en estos días circulan por internet, deben tener una dotación de armamento especial y deben ser entrenados con altísimo rigor como francotiradores, a soto voces dicen que el policía ni siquiera tiene un entrenamiento continuo y la munición es escasa; en reserva han declarado algunos uniformados que hay policías que desde que se graduaron no han disparado un solo cartucho. ¿Cómo podemos exigir a un policía que está atemorizado, sin el entrenamiento necesario y sin el armamento y equipo adecuado?

Otro tema que no sólo es de estos días, el narco y microtráfico; no hay día que nos informemos de capturas de cientos de kilos y hasta toneladas de droga, pero no conocemos las enormes cantidades que seguramente salen al exterior. Igual, los asesinatos por sicariato, al no haber una respuesta convincente, generalmente se dice que son por «ajustes de cuentas». Una atormentada madre declara: «la droga se vende como si fuera pan, en muchas esquinas, afuera de los colegios» …terrible.

¿Qué nos  está pasando como sociedad? La responsabilidad es de todos: autoridades de gobierno, jueces, fiscales, policías, militares, religiosos, periodistas, profesores, padres de familia, legisladores y cada uno de nosotros? ¿Qué debemos hacer los ciudadanos  para evitar que los hechos delictivos ocurridos se conviertan en una metástasis y se tomen  todo el cuerpo social o se conviertan en una pandemia?

Uno de los pedidos que hace la ciudadanía a los legisladores y  a las autoridades de gobierno es que se revisen las leyes dictadas en los diez años atroces del correato, que favorecen a los delincuentes, mientras los ciudadanos estamos en la indefensión.

 

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