Penas

Raúl Andrade Gándara
Rochester, Estados Unidos

El lcdo sufre porque no hay recursos para aumentar el presupuesto para la educación. Comprendemos. Es encomiable y plausible.

Lo que no es tan claro es porque ese sufrimiento es tan selectivo y poco consecuente. ¿Por qué no sufre como todos por los miles de millones de dólares que se llevaron sus coidearios?

¿Por qué no arbitra medidas de ahorro para elevar los rubros de educación y diminuir por ejemplo los destinados a espiar, manipular y deshumanizar a los ecuatorianos? Hay aún muchos rubros en el gasto estatal que pueden ser fácilmente redistribuidos en vez de ser camuflados.

¿Por qué no ha vendido aún el avión presidencial sobrante, cuyo producto podía utilizarse en algo más lucrativo que enviar a la poetisa a pedir apoyo para su candidatura?

¿Por qué no sufre como todos los ecuatorianos por la debacle en el IESS, que nos obligará a jubilarnos tarde, mal y nunca con un ingreso que sólo Patiño puede mágicamente convertir en suficiente para viajes al exterior e hipotecas millonarias, pero que está vedado para el resto?

¿Por qué no sufre y se arrepiente de haber sido un inocente cordero en la jauría de lobos que lo acompañaron y lo acompañan en el poder y en el exilio dorado?

¿Por qué no sufre por todas sus promesas incumplidas y le pide perdón con hechos concretos al país, como por ejemplo aplicar la cirugía mayor y convertirla en recuperaciones tangibles y no en lamentos de sirenas?

Todos sufrimos lcdo, pero no todos tenemos la posibilidad real de cambiar las cosas a través de decisión, transparencia y cuentas claras.

Ud. en cambio, lcdo, puede hacerlo a través de actos de gobierno firmes, que no premien a los beneficiarios del saqueo que caracterizó al gobierno de AP y cuyo coletazo de gastos sigue impresionándonos, que despejen las dudas cada día más grandes en los actos destinados a castigar a los responsables de semejante abuso de fondos públicos, que hoy le provoca tanta tristeza y desamparo.

Estamos esperando lcdo, que las lágrimas de tristeza que hemos vertido los ecuatorianos en los últimos años sean correspondidas con acciones definitivas, para que no consideremos sus lágrimas afines a las de los cocodrilos, que lloran de indigestión después de haber llenado su estómago de una presa muy grande para engullirla de una sola vez.

Obras son amores lcdo. No buenas razones .

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