Los incomprendidos migrantes venezolanos

Samuel Uzcátegui
Quito, Ecuador

En la misma semana en la que se conmemoró el día del refugiado, Perú y Chile empezarán a pedir visas para regular el ingreso de los venezolanos. Lo mismo hizo Trinidad y Tobago, donde incluso se registraron manifestaciones multitudinarias que pedían el cierre de la frontera. Holanda, Curazao y Aruba evalúan pedir visas para regular el ingreso y la Cancillería del Ecuador anunció posibles medidas que regularían la entrada y estadía de los venezolanos en el país, cuando de por sí, a 200 mil venezolanos en el Ecuador se nos ha hecho imposible regularizar nuestra situación migratoria. Al ver tanta barbarie en estas medidas, me pregunto, ¿Cómo podemos construir los migrantes una vida en su país cuando, de facto, las políticas de dicho país te cierran todas las puertas? ¿Qué hicimos los venezolanos para merecer esto?

Más de 4 millones de venezolanos, regados por el mundo, incomprendidos y maltratados por personas que no tienen ni la menor idea de lo complicado que es ser un migrante. A muchos les incomoda que les “quiten” el trabajo, otros se inventan que la delincuencia ha aumentado desde la llegada de los venezolanos y otros simplemente se sienten invadidos, física y culturalmente. Hablemos de cifras, 300 mil venezolanos residimos en el Ecuador y en las cárceles ecuatorianas hay 342 privados de libertad provenientes del país caribeño, según cifras dadas en la Asamblea Nacional por el viceministro del Interior, Patricio Pazmiño. ¿Les quitan los trabajos? La mayoría de los venezolanos llegan desesperados, aceptan los primeros que se les da, y no hay ninguna autoridad competente que los proteja de ser explotados. Les pagan menos del sueldo mínimo, no los ponen en nómina, no le dan garantías de trabajo y no los ayudan a regularizar su situación. De quien es la culpa, ¿del padre/madre de familia que acepta cualquier cifra por estar en una situación precaria, o del empresario que se aprovecha?

Perú pide visa para el ingreso de cualquier venezolano y Chile pide que se tramite una visa de turista, así que, si te diriges a Argentina por tierra, o quieres visitar a un familiar en esos países, también tienes que tramitar tu visa para poder transitar por estos países. La visa de Perú cuesta 30$, que de humanitaria tiene muy poco, considerando que se emite desde un país donde el sueldo mínimo es de 4$ mensuales. Esta política del Perú hará que el ingreso de venezolanos al Ecuador aumente considerablemente, por que ahora utilizarán este país como residencia temporal mientras esperan obtener sus papeles para ingresar al país vecino. El canciller José Valencia anunció que evalúan la posibilidad de una visa humanitaria, gratuita, para “garantizar la migración ordenada”, pero no habló de fechas ni de especificaciones sobre el documento.

Y mientras pasan los días, siguen sin reconocer los pasaportes vencidos de los venezolanos, a pesar de que el presidente Guaidó, al quien el Ecuador reconoce como presidente legítimo, firmó un decreto que extendía la vigencia de todos los pasaportes por cinco años, debido a la crisis institucional que vive Venezuela. Si no tienen documentos, no tienen acceso a un trabajo digno y bien pagado, por lo que con esta inacción el gobierno de Lenin Moreno está promoviendo el comercio informal y la explotación a los venezolanos.

No soy fanático del argumento de que “en su momento los recibimos en nuestro país, así que ahora es su turno” pero si se esperaría cierto respeto y humanidad al momento de desarrollar políticas migratorias. Nadie puede responder con certeza de donde nace este odio hacia los venezolanos, como si fuera nuestra culpa haber tenido que abandonar el país, cuando somos refugiados. Somos personas que nos vimos obligadas a huir de nuestro país, porque nuestra vida, nuestra seguridad y nuestra libertad estaban en peligro en Venezuela a causa de una fuerza mayor, que en este caso es una dictadura asesina. No estamos en Ecuador por que nos encanta el clima, estamos aquí porque nos vimos obligados a salir de Venezuela y este país era nuestra opción, por un mejor futuro, para salir adelante, para hacer lo posible por ser alguien en la vida y para garantizar nuestro bienestar.

No sé qué hicimos para merecer esto, cada quien podrá compartir su experiencia, pero si hay algo que no se puede negar, es que Venezuela en su momento les abrió sus puertas a millones de extranjeros de, y ahora que somos el fenómeno migratorio sin precedentes del continente, somos el dolor de cabeza de todas las naciones y éstas hacen lo imposible para no dejarnos ingresar. No les pido que no tengan control, ni que dejen entrar a cualquiera, porque cualquier malviviente puede entrar y manchar nuestra imagen, pero no puede ser posible que por un delincuente paguen cientos de miles.

Por cada venezolano preso en el Ecuador hay mil más que están en la calle intentando salir adelante a pesar de las adversidades. Empatía, conciencia, condescendencia, respeto e inclusión, todos ustedes, en algún momento de sus vidas, serán migrantes y se que es muy difícil para muchos aprender por experiencia ajena, pero espero y aspiro que jamás los discriminen por su nacionalidad y los traten igual de mal en su país de residencia que como en el suyo tratan a los venezolanos.

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