«Do et des»

Hernán Pérez Loose
Guayaquil, Ecuador

La reformulación de cargos en contra de dos de los más conspicuos miembros de la mafia correísta pone al capo di tutti capi en la antesala de su vinculación penal por los delitos de cohecho, asociación ilícita y tráfico de influencias. Los cuadernos de Pamela han servido de puente para llevarlo de la impunidad en la que vive graciosamente en Bélgica a un proceso penal en nuestro país. Y es que resulta prácticamente imposible creer que el exdictador estuvo al margen de la red de corrupción que coordinaban sus secretarios. La dogmática penal contemporánea ha dado un giro sustancial a partir de la obra del jurista alemán Claus Roxin y su doctrina sobre el dominio de la voluntad en los aparatos organizados de poder (1963), como para seguir sosteniendo tesis tan absurdas como sospechosas que nuestros juristas criollos gustan invocar y que más bien parecen pasaportes de impunidad para delincuentes.

Siendo el cohecho un delito imprescriptible y siendo uno de los pocos por los que se puede procesar a una persona en ausencia, corresponderá a la Fiscalía extremar las garantías del debido proceso. Claro que eso dependerá de si la Fiscalía toma la decisión de vincularlo al prófugo de Bélgica, y de si la justicia luego acepta esa vinculación y lo sentencia. No vaya a ser que tengamos nuevamente el espectáculo ese de un alto personaje de la mafia que fue sentenciado por asociación para delinquir, pero hasta ahora se lo enjuicia por los delitos para los que se asoció.

Los cuadernos de Pamela deberían, en su momento, formar parte del material de estudio de la historia nacional. En sus páginas parece resumirse lo que fue una década para los ecuatorianos. Ahora se entiende la insistencia de la mafia que nos gobernó de tildar a ese período como la “década ganada”. Allí se encuentra registrada la forma como se ha gobernado el Ecuador no solo durante los nefastos años del correísmo, sino por muchas décadas anteriores. Una república del soborno. Una república donde empresarios de toda estirpe aportan escondidamente dinero o servicios a las organizaciones políticas (movimiento, partidos, etc.), para luego obtener privilegios ilegítimos e impunidad. Allí está el origen de muchas de las fortunas de los nuevos (y no muy nuevos) ricos ecuatorianos.

Lo que han hecho gente como Pamela Martínez en Ecuador o Marcelo Odebrecht en Brasil u Óscar Centeno en Argentina, con sus cuadernos, delaciones, contabilidades y colaboraciones eficaces es simplemente evidenciar de una forma quizás dramática la cultura del soborno y corrupción que ha imperado en buena parte de la región. Sus testimonios son una profunda bofetada a nuestro sistema político y a su estructural hipocresía. Ellos explican la impunidad con la que hoy circulan y prosperan una serie de personajes en abierto desafío a la ley y ética pública, gracias a sus contribuciones ilegales.

La expresión latina “do et des”, (“yo hago, si tú haces”) acuñada por la jurisprudencia romana para explicar los contratos innominados, es lo que retrata buena parte de nuestra clase política. (O)

Más relacionadas