La tecnología ha cambiado la percepción del espacio, dice experto

El experto español en cultura digital Antonio Rodríguez de las Heras señala en entrevista con Efe que la evolución tecnológica ha transformado la «forma de entender el mundo», hasta el punto de que ese Aleph creado por el argentino Jorge Luis Borges puede ser realidad.

«Estamos haciendo realidad la ficción de Jorge Luis Borges del Aleph», describe el catedrático de la Universidad Carlos III de Madrid, en el sentido de lo que entiende por cultura digital.

Esta es «una nueva percepción que tienen los humanos de algo tan próximo como es el espacio y el tiempo… completamente distinta de la que se ha tenido a lo largo de la historia», en la que «no existen distancias y en consecuencia no hay demoras», asevera.

En este contexto considera que lo que hace falta es «saber mirar y entender» la cultura digital y no simplemente alfabetizar tecnológicamente, es decir, solo enseñar a las personas a manipular los dispositivos tecnológicos.

«La tecnología digital no nos impone solo destrezas del codo para abajo, sino que el mayor efecto es del codo para arriba, en las neuronas; y ahora nos damos cuenta de que el envejecimiento prematuro, es decir, que el mundo se hace ajeno cuando aún se es muy joven, es un problema», comenta.

Para el experto la «capacidad de miniaturización» es «la unidad de medida de los procesos evolutivos tecnológicos», ya que a menor volumen se ofrece una mayor cantidad de «prestaciones»; pero, a su vez, esta evolución corre el riesgo de «morir de éxito».

«El problema de la tecnología es que ata plenamente la mirada de los usuarios y la priva del entorno: la mirada se focaliza en unos pocos centímetros cuadrados y el entorno desaparece, es decir, en el fondo te arrebata el mundo», sentenció.

Por otro lado, los dispositivos cada vez más pequeños requieren la presencia constante de las manos y, según Rodríguez de las Heras, esto «también reduce las capacidades de expresión (de los seres humanos): tocar, mirar y señalar el mundo».

Además, el especialista indica que «el mundo en red es un hervidero de diversidad: se crean ideas y tendencias que antes no se podían crear porque te encontrabas solo rodeado de personas que no coincidían contigo y había otras que nunca conocerías al otro lado de la montaña en otra ciudad».

Sin embargo, destaca que los seres humanos no pueden «vivir solo en la virtualidad», porque ante todo son «seres corporales» que requieren de realidad: «que las cosas tengan lugar», «que tengan presencia».

La solución a este problema, según el catedrático, es trascender el impacto aún reciente de la «cultura audiovisual» y volver a «algo que parecía primitivo: recuperar la oralidad».

«Estamos tan ‘pantallizados’ que pensamos que el mundo era solamente espejos negros, pero hay que estar muy atentos porque la próxima evolución que está en marcha es recuperar el sonido, la palabra hablada, bien sea la de la máquina o la humana, con todas las consecuencias culturales que eso trae», expresó.

Reconoció también que la tecnología «agrava y amplifica las brechas de este mundo desigual» pero que, al mismo tiempo, no es posible modificar esta situación si se prescinde de ella.

«Por eso soy contrario al éxito de las distopías tecnológicas, -por más que veo y disfruto de la serie ‘Black Mirror’– porque sin darse cuenta lo que hacen es que quienes veían la oportunidad de cambiar el mundo se retraigan», reflexionó.

El director honorífico del Instituto de Cultura y Tecnología de la Universidad Carlos III de Madrid ha visitado esta semana Montevideo para participar en los eventos sobre arte y educación y «Los caminos de la lectura en un mundo digital», organizados por el Plan Ceibal, un proyecto socioeducativo uruguayo para la inclusión tecnológica. EFE (I)

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