Sobre el fracaso de la Operación Gedeón

Jovel Álvarez

San José, Costa Rica

Me siento a escribir estas líneas con el corazón hecho un puño. Consternado. Indignado. Triste por ver que tanta valentía obtenga como resultado solo más tragedia.

La conciencia me indica que debo hablar de la Operación Gedeón en pretérito. Como un episodio fracasado que cierra, como todos los anteriores, sin haber cumplido su objetivo. No obstante, dicen que hay hombres aún participando en ella. Por respeto a ellos, hablaré de la operación en presente, como un episodio que todavía puede dar sorpresas.

Tal vez la imagen que más me golpeó fue la del cadáver de “Pantera”. Durante 24 horas se mantuvo el rumor de que seguía vivo y peleando, pero la verdad se impuso cual aplanadora inclemente y nos mostró que con determinación no basta. Se necesitan recursos. Se necesita gente. Se necesita visión.

Tengo muchas preguntas. Algunas de ellas para Juan Guaidó. Otras para Jordan Gaudreau.

Según lo relatado por el contratista estadounidense, el presidente encargado junto, con el estratega J.J. Rendón y el diputado Sergio Vergara, firmaron un acuerdo para delegarle la organización de un golpe militar para sacar a Nicolás Maduro del poder. Según se infiere de la versión oficial publicada por la oficina de comunicación de Guaidó la participación de Clíver Alcalá en la organización del golpe habría sido el factor que motivó el impago del acuerdo a Gaudreau y la cancelación unilateral del contrato.

Inmediatamente después de las declaraciones del contratista en el programa Agárrate, de Patricia Poleo, se profundizó mi rechazo a la clase política opositora.

¿Cómo era posible que hubieran abandonado a esos hombres a su suerte? ¿Con qué autoridad Guaidó podría llamarse comandante en jefe de las Fuerzas Armadas si dejaba desamparados a sus hombres?

A la mañana siguiente, mi reflexión fue la siguiente:

Para la hora en que escribo estas líneas, me arrepiento de haber puesto ese tuit.

En primer lugar, porque para este punto dudo absolutamente de las intenciones del señor Goudreau. Si la orden de que esta operación se diera fue suya, pesarán sobre él las vidas que se perdieron innecesariamente.

Además, el contratista dio una entrevista a Bloomberg en la que contradijo su versión inicial en la que afirmaba no haber recibido “un solo centavo” de los 213 millones de dólares acordados. Ahora decía haber recibido “únicamente” 50 000 dólares.

Por otra parte, insistía en revelar el número de hombres que participaban en el operativo y las ubicaciones de algunos grupos. Sin ser un experto en materia militar, el proceder de Gaudreau levanta en mí las peores sospechas.

Análisis de expertos en la materia, como el teniente José Antonio Colina, apuntan a una posible infiltración de la Operación Gedeón. Ello cobra cada vez más sentido. No obstante, la información proporcionada por los delatores no sería del todo precisa sobre las locaciones del resto de los grupos que conforman la misión, pues en un audio filtrado por redes sociales se escucha a Diosdado Cabello pidiendo colaboración a los simpatizantes del régimen en los estados costeros a fin de interceptar a quienes intenten entrar al país por vía marítima.

La Operación Gedeón, al momento en que escribo este texto, no se ha dado por concluida. Yo únicamente critico el hecho de que su éxito dependa de que se unan quienes durante 21 años han llenado de oprobio el uniforme militar.

Hacer un balance en este punto es difícil. Intento buscar en la historia un referente de fracaso que pueda esperanzar a quienes siguen combatiendo. Pese a lo macabro de este ejemplo, pienso que es oportuno recordar que el 4F fracasó. No obstante, esa revolución maligna logró llegar al poder un tiempo después y se ha enquistado durante más de dos décadas provocando la tragedia actual. Los malos lo lograron. Y justo por eso confío en que los buenos también lo lograrán y revertirán los efectos de aquel 4F tan dañino.

Quiero pensar que el fracaso de hoy, y los de ayer, conducen a un éxito que está por llegar. Quiero pensar que llegará el día en que los buenos de esta historia puedan ver las pérdidas del pasado como el camino indispensable que los condujo hacia la victoria.

Esta vez el tiempo no da para que pasen unos años antes de que esta revolución democrática saque del poder a los narcotraficantes que lo usurpan. Mientras estas letras se escriben un nuevo movimiento debería estar organizándose para buscar a la brevedad la victoria que por ahora sigue sin poder conquistarse.

+ Jovel Álvarez Solís es periodista costarricense. Ha trabajado como articulista y entrevistador en Rolling Stone México. Su texto ha sido publicado originalmente en el sitio PanamPost.

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