Libia se prepara para negociaciones de paz decisivas

Jalifa Hafter.

Con las milicias reforzando sus posiciones y los mercenarios extranjeros aumentando su presencia, el golfo de Sirte afronta días cruciales para saber si fructifican las negociaciones de paz o si el conocido como «corazón de la industria petrolera libia», cuyo dominio es fundamental para controlar el país, será escenario de una nueva y cruenta batalla.

En el marco de una frenética actividad diplomática que dura ya más de dos meses, Aquilah Salah, presidente del Parlamento no reconocido y tutelado por el mariscal Jalifa Hafter en la ciudad oriental de Tobrouk, viajará esta semana a Moscú para explicar a su principal aliado la nueva propuesta que días atrás discutió con el embajador de Estados Unidos en Trípoli, Richard Norland.

Hasta hace tres meses, la Administración norteamericana asistía como mero espectador a un pulso que mantienen Rusia y Turquía, principal socio del llamado Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA).

Sin embargo, el desembarco militar turco en el oeste de Libia -donde se ha comenzado a construir bases aéreas y navales-, la cada vez mayor presencia de mercenarios tanto sirios como rusos, la filtración de yihadistas desde Oriente Medio y el conflicto por el control del Mediterráneo oriental, en el que también están implicados países como Egipto, Francia, Israel, Siria o el Líbano, han azuzado la inquietud de La Casa Blanca.

Además de la presencia del embajador Nolan en las negociaciones, en las últimas semanas han visitado Trípoli el jefe del mando del Ejército de Estados Unidos en Africa (AFRICOM), general Stephen J. Townsend, y el director del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para Oriente Medio y Norte de África, general Miguel Correa.

«Estados Unidos siempre ha sido más favorable a Hafter, y aún apoya al mariscal. Pero ha iniciado un acercamiento a Trípoli para evitar que Erdogan y Putin se repartan el país, como hace en Siria», explica a Efe un diplomático europeo afincado en Túnez.

«Francia es la que tiene más claro que el control por parte de Turquía de Trípoli es una amenaza muy grande para Europa en su conjunto. Tendría la llave de las dos principales rutas de la migración en el Mediterráneo y una posición muy fuerte en el Mediterráneo oriental. Y está tratando de convencer a Estados Unidos», agrega.

En este pulso por el dominio del Mediterráneo oriental se enmarcan las declaraciones del presidente francés, Enmanuel Macron, en su reciente visita a El Líbano -que coincidió con la enorme explosión en Beirut.

También la reunión que el consejo interdepartamental turco-ruso celebrará a principios de septiembre, como anunció esta semana la portavoz del ministerio ruso de Exteriores, Maria Zakharova.

Y sobre todo el plan que presentará Aquila Saleh a Moscú, una propuesta que cuenta con el apoyo de Washington y que sugiere el establecimiento de una zona de exclusión militar en la región de Sirte, la retirada de todos los mercenarios extranjeros y conversión de la ciudad, cuna del derrocado dictador Muamar al Gadafi, en la nueva capital política del país.

Al tiempo que la nueva oferta diplomática comienza a circular, la actividad bélica no cesa de crecer en Sirte, donde ambas partes en conflicto prosiguen su despliegue bélico.

Según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos, un nuevo grupo de 120 mercenarios sirios, reclutados por Turquía entre las brigadas salafistas de oposición a Bachar al Asad en la región de Afrin, desembarcó esta semana en el oeste de Libia parta sumarse a las milicias bajo el mando del GNA y de la ciudad-estado de Misrata.

Observadores militares independientes advirtieron, por su parte, del movimiento de barcos de guerra turcos rumbo al sur del Mediterráneo oriental y del aterrizaje de varios aviones de carga castrenses y helicópteros artillados.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan está enviando equipamiento militar al oeste de Libia para fortalecer su presencia allí antes de que la comunidad internacional imponga su nuevo status quo», denunció este viernes el portavoz de las fuerzas del Este, general Ahmed al Mismari.

El oficial acusó, asimismo, a Qatar de facilitar la llegada a Libia de «terroristas procedentes del cuerno de África» y aseguró que yihadistas de más de 60 países han logrado hasta la fecha entrar en Libia gracias a las fuerzas del oeste.

Su colega y rival Abdul Hadi Dara, portavoz de las fuerzas del GNA y Misrata en la región de Sirte y Jufrah, denunció que las fuerzas orientales «están cavando trincheras y levantando barricadas» en las principales carreteras, con ayuda de los mercenarios del Wagner Group», compañía rusa de Seguridad Privada Militar (PSMC, en su siglas en inglés), propiedad de Yevgeny Prigozhin, amigo íntimo del presidente Vladimir Putin.

«La propuesta que hay ahora sobre la mesa puede que sea la última. En principio ninguna de las dos partes en conflicto esta de acuerdo con ella, les ha sido impuesta. Si fracasa, no será posible evitar un enfrentamiento que tendrá graves consecuencias», advierte a Efe un responsable militar europeo en el oeste de la ensangrentada Libia. EFE (I)

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