Jill Biden, “Dr. B”, como prefiere que la llamen, que el miércoles 20 de enero se convertirá en la primera dama de los Estados Unidos, tiene pensado seguir haciendo lo mismo que cuando su marido, Joe Biden, era el Vicepresidente de Barack Obama: compaginar sus responsabilidades oficiales –ahora, en la Casa Blanca– con su trabajo en el college público a las afueras de Washington.
Cuando haga falta, se cambiará de ropa y se pondrá los tacones en los lavabos de profesores para irse corriendo a una cena o acto oficial, como tantas veces ha hecho ya. O se llevará una pila de exámenes bajo el brazo a sus viajes.
“¡Siempre se me olvida que tiene un trabajo de verdad!”, contaba Michelle Obama recordando su sorpresa al verla corrigiendo exámenes durante el vuelo cuando iban a encontrarse con familias de militares.
Nacida en Nueva Jersey en 1951, Jill Tracy Jacobs es la mayor de cinco hermanas criadas a las afueras de Filadelfia (Pensilvania). Su madre era ama de casa y su padre, empleado de banca. Se casó en el último curso de la universidad pero a los cuatro años se divorció.
Jill Biden se casa con un viudo
“¿De dónde has sacado mi número?”, es lo primero que preguntó al senador Joe Biden, del vecino estado de Delaware, cuando éste la llamó para pedirle una cita en 1975. Jill había hecho algún trabajo como modelo y fue su hermano, que la conocía, quien le consiguió el teléfono.
Se fueron al cine y la dejó en casa tras apretarle la mano. “¡Al fin he encontrado un caballero!”, dijo a su madre al teléfono esa madrugada.
En ese entonces, Joe Biden era viudo: su primera esposa, y su hija de 18 meses, murieron en 1972 en un accidente de tráfico. Los dos hijos varones de Biden, Beau y Hunter, sobrevivieron. “Papá, creo que tenemos que casarnos con Jill”, cuenta Biden que le dijeron un día sus hijos cuando ya tenía tiempo saliendo con Jill.
En realidad, Biden ya se lo había propuesto pero solo al quinto intento tuvo éxito. “Tenía que estar segura de que el matrimonio iba a funcionar y los niños no iban a perder una madre por segunda vez”, aduce ella.
Una profesora
Se casaron en 1977. Cuatro años después nació su hija Ashley. La familia siguió viviendo en Wilmington (Delaware) mientras el senador iba y venía de la capital a diario. Mientras criaba a los hijos de Biden y a la de ambos, dio clases de lengua en un instituto de la ciudad y se sacó dos másters y un doctorado en pedagogía, de ahí el título de “Dr. B”.
La muerte del mayor de los hijos de Biden, Beau, un prometedor político, a los 49 años víctima de un cáncer cerebral, volvió a dar un giro trágico a sus vidas en el 2015.
El vicepresidente se sintió sin fuerzas para enfrentarse a Hillary Clinton y lanzar otro intento de llegar a la Casa Blanca (ya compitió sin éxito en las primarias demócratas en 1988 y en el 2008) pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca le convenció para hacerlo.
Muy proteccionista hacia su familia, ha llevado mal las críticas a su hijo Hunter por aceptar un empleo en una gasística ucraniana en el 2016 cuando Biden era vicepresidente.
Ahora será la primera mujer de un presidente de los EEUU que tiene un trabajo fuera de la Casa Blanca, pero ella alega que por su pasado como profesora que también ejercía como esposa del Vicepresidente de los EEUU, tiene experiencia.
