«La casa de las miniaturas» de Jesie Burton

María Rosa Jurado.

María Rosa Jurado

Guayaquil, Ecuador

La novela, que es circular,  comienza con el entierro de una gran dama en la iglesia vieja de Amsterdam, en el año 1686, cuando la religión controlaba  la vida de los ciudadanos  con mano de hierro y la  ciudad era un infierno grande donde cada uno era  espía y delator del otro.

Petronella Oortman acaba de llegar  desde su pueblo a la casa  de su marido Johannes Brandt, un importante comerciante a quien no conoce. Junto con su pequeño equipaje lleva una jaula con  el periquito,  regalo de su madre para que la acompañe.

 “¿Es que vamos a coleccionar animales?” Es la seca pregunta  de Marin, su cuñada, a modo de bienvenida, cuando la ve llegar con la jaula.

Nella, como le gusta que la llamen, ha quedado huérfana de padre y en la pobreza junto con sus hermanas; por eso, su madre está satisfecha de que este matrimonio arreglado le  aporte una estabilidad económica a su hija´.

Ella nos demuestra enseguida que, pese a tener  apenas 18 años, es fuerte, valiente e inteligente. Cuando llega a su nueva casa, su marido no está para recibirla y eso la desconcierta, la entristece y, por más que pregunta a Marin y a Cornelia, la sirvienta de confianza , no obtiene respuestas y no sabe qué pensar.

 Cuando  finalmente se encuentran con su marido, él es amable y a ella le resulta muy atractivo, pero, Johannes apenas pasa tiempo en la casa y está siempre atareado en sus negocios.  Las únicas que le ofrecen afecto en la casa son las dos perras ,“Djana” y Rezeki”, esta última la adoración de su marido y su inseparable compañera.

La vida transcurre en soledad y desconcierto hasta que un día algo rompe la monotonía.

A la casa llega un regalo inesperado,  un aparador enorme, con puertas de vidrio que contiene en su interior nueve cubículos perfectamente decorados que replican exactamente las nueve habitaciones de la casa  en los más mínimos detalles, hechos en miniatura, algunos forrados con papel estampado con relieves de oro. Es tan exacta que Nella tiene la impresión de que es como si la casa  se hubiera encogido.

Pasa el tiempo y Nella empezará a sospechar de las voces que oye por las noches en los pasillos y de los ruidos de puertas que se abren y se cierran en las madrugadas.

Pero lo que le extraña más es que empieza a recibir accesorios para la casa  en miniatura que ella no ha pedido, y muñecos idénticos a los miembros de la familia de la familia y servidumbre.

Logra comunicarse por carta con el miniaturista y empieza un intercambio con él en  que parece advertirle sucesos que están por ocurrir. Hay también una mujer de melena rubia a quien descubre mirándola intensamente en la calle y que le llama muchísimo la atención.

La dulce e ingenua recién casada,  al tiempo que va posicionándose en su nuevo hogar va saliendo de su crisálida y la vemos convertirse  en toda una mujer casi de repente.

Tal  como me comentó hace años un  psicólogo venezolano al hablar sobre las diferencias entre hombres y mujeres: “no importa lo niña que sea una chica, de un día para otro, se hace mujer, mientras que el hombre, siempre conserva un lado infantil en su personalidad”.

Los secretos, errores  y las maniobras de sus familiares políticos la van atrapando poco a poco en una tela de araña que no puede romper. Las circunstancias la obligarán a enfrentar  la adversidad y a luchar por salvar a la familia que ha llegado a querer. Jessie Burton, nos va aproximando poco a poco a los secretos de la familia Brandt, permitiéndonos conocer sus inconfesables y peores temores, pero también su sentidad de la lealtad y su capacidad de sacrificio.

La autora intercala frecuentemente frases de la Biblia entre sus líneas y hay advertencias soslayadas y terribles sobre el pecado y sus consecuencias. 

Nella, la campesina holandesa, que ama con ternura y actúa con valor en medio del terror y del más cruel fanatismo, que lucha con todas sus fuerzas por no rendirse a su condición de mujer prácticamente sin derechos, en una sociedad cruel regida por hipócritas justicieros, nos llena el alma de admiración y nos hace recordar que, así como los zapatos rojo sangre de los papas son un homenaje a la sangre de los mártires sobre los que se edifica la Iglesia de Cristo, también las humildes sandalias de mujeres valientes de todas las épocas, que no se rindieron por salvar a sus seres queridos,  son las que sostienen las victorias emancipadoras de las que ahora gozamos.

Esta novela fue galardonada con el con el National Book Award y nombrado libro del año por las librerías Waterstones,

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