La paz postergada

Alberto Molina

Alberto Molina Flores

Guayaquil, Ecuador

Tratar de encontrar  las posibles causas del conflicto que  desde los tiempos bíblicos se viene arrastrando, nos perderíamos en la bruma del tiempo;  Palestina ha sido un territorio donde han convivido judíos y árabes, sin embargo a raíz de la creación del Estado de Israel  (15 de mayo de 1948) y la partición de los territorios de  Palestina, se caldearon los ánimos y no ha habido tregua que pare los frecuentes  enfrentamientos;  por lo tanto el reguero de sangre no es nuevo.

No importa cual haya sido el detonante del  último enfrentamiento, lo cierto es que hubo una ofensiva feroz del ejército israelita sobre la Franja de Gaza, pequeño territorio que abarca apenas 360 Km2.  con una población de alrededor de 2 millones de habitantes; desgraciadamente ahí la autoridad politica y militar está en manos de la organización islamita  Hamás (acrónimo en árabe del Movimiento de Resistencia Islámica, que al mismo tiempo significa fervor religioso); por lo tanto el poder real en Palestina es Hamás y no la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Esta organización se creo durante la primera intifada (1987), vale la pena señalar que en la carta fundacional, el artículo 8, dice lo siguiente: “Alá es su meta, el apóstol su modelo, el Corán su constitución, la yihad su camino, y la muerte sobre el camino de Dios, la más inminente de sus expetativas”.

Hamás tiene el apoyo de Qatar y especialmente de Irán, que no reconoce al Estado de Israél. Hamás ha recibido miles de cohetes con alcances de 75 y 80 km., con capacidad de llegar a cualquier punto del territorio de Israél.

El analista Nicolás D. Kristoy, en su artículo “¿Quién tiene la razón y quién está equivocado en Oriente Próximo?”, señala: “Los israelitas tienen toda la razón cuando dicen que tienen todo el derecho a que Hamás no los ataque con cohetes, a que los secuestren, a que no sean sujetos de bombazos terroristas. Y los palestinos tienen toda la razón cuando dicen que tienen el derecho a ser un Estado, a tener negocios e importar bienes, a vivir en libertad y a no ser relegados a una ciudadanía de segunda clase en su propio territorio”.

El escritory periodista israelí Amos Oz, autor de un libro que lleva por título “La cuentas aún no están saldadas”, sostiene que desde hace varias décadas palestinos e israelíes están librando dos guerras. “El pueblo palestino libra una guerra por su derecho a ser libre en su tierra y, al mismo, tiempo otra para que nosotros no tengamos derecho a ser un pueblo libre en la nuestra. Y nosotros lo mismo, el pueblo de Israel libra una guerra por ser libre en su tierra y, simultáneamente, libramos otra porque queremos dos habitaciones más en la casa, a costa del vecino”.

A propósito de los últimos enfrentamientos entre Hamas y el Ejército de Israel, en la película “Oslo” nos cuentan cómo en 1993 se iniciaron las conversacionespara llegar a la firma de los Acuerdos de Oslo, en el que participó el primer ministro israelí Yitzhak Rabin y el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasser Arafat, los dos líderes fueron galardonados con el Nobel de la Paz. En la practica, dicho acuerdo ha quedado en nada.

En la película de marras resaltan una frase del asesinado primer ministro Yitzhak Rabín: “Nosotros, que hemos luchado contra ustedes, los palestinos, les decimos hoy, en voz alta y clara: basta de sangre y lágrimas, basta”.

Ojalá la paz entre estos dos pueblos se haga realidad y no quede postergadas per sécunla seculórum.

Alberto Molina Flores

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