La culpa sigue siendo de las izquierdas

Diego Montalvo

Quito, Ecuador

El Ecuador es un país donde bellezas naturales palidecen ante sus múltiples escándalos de corrupción. Cada vez más, la porquería parece ya llegar hasta el pico del Chimborazo que es la montaña más alta del mundo si se la mide desde el centro de la Tierra, pues esta montaña supera al Everest por 1.811 metros tomando su tamaño desde el núcleo del planeta. Nunca en la historia republicana se ha visto tantos casos de irregularidades cometidos por funcionarios públicos y de forma tan descarada. Siempre que la izquierda pone un pie en el poder, cualquiera que éste sea, las cosas van muy mal.

Si se midiera con una vara, los socialistas son lo que menos cosas han logrado.

Si se mira con detenimiento, por ejemplo, las grandes obras de Gabriel García Moreno como la fundación de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y su compromiso por la educación al crear colegios públicos. Luego vendría la fundación de la Pontifica Universidad Católica del Ecuador y el permitir que exista la Casa de la Cultura durante el período de José María Velasco Ibarra.

Galo Plaza Lasso fue un fortalecedor de la exportación de banano, cacao, arroz, café algodón y petróleo. Por otro lado,  la creación de varias vías y carreteras fueron las acciones destacadas durante el gobierno de Camilo Ponce Enríquez.

Durante el gobierno de Carlos Julio Arosemena Monroy (a pesar de haberse mixtado con una cierta afinidad al gobierno castrista por lo que en la política se sitúa más al centro) se modernizaron las telecomunicaciones, se crearon las universidades Laica y la Universidad Santiago de Guayaquil.

Ya para el gobierno de Osvaldo Hurtado, debido a la crisis económica, se hicieron varios ajustes, entre ellos el gasto público bajó y a pesar de las críticas a la “sucretización” —por pasar la deuda de banqueros y empresarios y volverlas de carácter público para que la asuma el Estado— esto evitó el colapso del sistema privado y financiero.

Con León Febres-Cordero se creó el SINAB, Sistema Nacional de Bibliotecas que aumentó los índices de alfabetización en el Ecuador, con Sixto Durán Ballén el Ecuador empezó con un plan de estabilización económica de la mano del Fondo Monetario Internacional, lo cual mantuvo la economía en cierto orden. Con Jamil Mahuad se dolarizó al país y se creó, tras el famoso feriado bancario, la Agencia de Garantías de Depósito (AGD).

Con Gustavo Noboa, vinieron otras formas de austeridad y se dieron obras de vital importancia como el traspase de las aguas Daule-Peripa hacia las represas de La Esperanza y Poza Honda que permitió que las zonas áridas de Manabí sea productiva ganadera y agrícolamente.

A pesar de que la Constitución de 1998 fue una de las mejores que tuvo nuestra República, con la llegada del correísmo, la Constitución de Montecristi de 2008 fue una serie de enmarañadas leyes que han permitido, hasta ahora, que la corrupción aflore, que los delitos sean legales, que el Código Integral Penal de más garantías al criminal que a la víctima, con la creación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) este organismo encargado de elegir todas las dignidades —salvo el Arzobispo de Quito y Miss Ecuador— se ha dedicado a encubrir a sus allegados y colocar en cada ente estratégico, a su pura conveniencia, funcionarios sin la menor calificación.

Casi siempre hemos elegido a mandatarios irresponsables en tiempo de bonanza y a presidentes coherentes en tiempos de crisis.

Ante esta lógica, Guillermo Lasso no ha sido la excepción.

El actual presidente hereda una grave crisis tras catorce años de Revolución Ciudadana, ante esto debe hacer ajustes del gasto público, como muchos de sus antecesores, y lamentablemente reducir hasta el rubro de becas para las universidades. Los centros de educación superior se han volteado en contra de esta medida sin ver el agujero fiscal que hoy existe. Pero, en lugar de criticar a Guillermo Lasso, deberían ver a Guadalupe Llori gastando tremendas sumas de dinero en “modestos” desayunos, almuerzos y cenas en hoteles de lujo. Las academias también deben ser duros con Rosa Cerda dando instrucciones como Napoleón en Rebelión en la granja de cómo se debe “robar bien”, ya que allí yacen los recursos que hoy no tienen.

Cada vez, los años del honorable Congreso Nacional quedan más atrás, tristemente. Hoy los terroristas y gamberros que destrozaron Quito en octubre del 2019 exigen amnistía, los asesinos, aborteras y violadores ordenan se les cumpla con sus “derechos humanos”, los colectivos sociales se rasgan las vestiduras al tiempo que van censurando y decidiendo qué debe verse y qué no, qué debe leerse y qué no, qué debe oírse y qué no (todo esto en complicidad con la justicia).

Con la zurda resulta un pecado criticar al corrupto porque eso no está en su status quo, más bien dicho, en su modus operandi. Cada calamidad es culpa de esas nefastas izquierdas que aún no podemos superar. ¿Hasta cuándo?      

La presidenta de la Asamblea Nacional, Guadalupe Llori, el 24 de mayo de 2021. Asamblea Nacional.

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