Jueces a dedo

Eduardo Carmigniani

Guayaquil, Ecuador

La Corte Constitucional intenta poner orden en una de las arraigadas tinterilladas de comisaría que pululan en el paisito: el mañoseo de los “sorteos” para direccionar causas. En la sentencia que por unanimidad dictó en el caso Yunda (2137-21-EP /21) declaró que el sorteo fue irregular y dispuso que el Consejo de la Judicatura y la Fiscalía General “investiguen y determinen la existencia de responsabilidades”.

El tema no es meramente formal o baladí, como interesadamente hay quienes lo presentan. Veamos lo que dijo la Corte:

“48. …la irregularidad en el sorteo de jueces podría tener también repercusiones en la esfera de protección de las garantías de ser juzgado por un juez imparcial e independiente [por lo que] no puede ser considerado como un aspecto puramente administrativo que únicamente merezca un tratamiento en el ámbito disciplinario; al contrario, requiere también de la atención de los jueces al determinar la validez del proceso. Así, es su obligación, dentro de su primera providencia -al calificar la acción- determinar su real ocurrencia y los efectos con relevancia constitucional que pueda tener; para que, en virtud de ello, determinen según corresponda, cómo debe subsanarse cualquier vicio del sorteo que pueda afectar la legitimidad del proceso y generar una posible vulneración de derechos constitucionales de las partes procesales.

49. Es por ello que, a consideración de esta Corte, conforme al artículo 7 de la LOGJCC, al ser un ámbito directamente relacionado a su competencia como juez predeterminado por la ley, corresponde siempre pronunciarse respecto de este asunto -previo a calificar la demanda- y subsanarlo antes de poder continuar con la sustanciación de la causa. Lo cual incluye, además, la responsabilidad del juez de notificar el posible hecho a las autoridades competentes para su investigación y sanción en caso de evidenciarse una irregularidad intencionada”.

Queda pendiente de corregir otro común mañoseo: llevar causas -para no sortearlas- a ciudades pequeñas en las que hay un solo juez, generalmente multi(in)competente.

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