De las guerras a las pasarelas, el auge del mono utilitario

De tener un objetivo funcional en la Segunda Guerra Mundial a llenar pasarelas, calles y hasta alfombras rojas por su estética, los monos utilitarios que ya diseñó Schiaparelli en los 40 o que lucieron Grace Kelly Gardner en Mogambo pelean por hacerse un hueco en los fondos de armario como prenda versátil.

Las tonalidades caqui, los estampados de camuflaje o los pantalones cargo son algunas de las prendas que, tras vestir escenas bélicas en las Guerras Mundiales, calaron a nivel estético en pasarelas, películas y tendencias. El fenómeno, bautizado por los expertos en moda como “utility fashion” (moda utilitaria) encumbra el mono como prenda estrella.

Los lucen desde Cate Blanchett para citas como el festival de Venecia hasta la supermodelo Irina Shayk o Emily Ratajowski, y han desfilado por pasarelas internacionales en firmas de lujo como Givenchy o Fendi. Pero el origen de esta prenda dista mucho de servir a un propósito estético, apostando todo a la funcionalidad.

Y es que este diseño estaba pensado para facilitar el trabajo de los limpiadores de calderas de carbón, evitando así que el hollín entrase por la cintura al tratarse de una sola pieza que, literalmente, recibía el nombre de “boilersuit” (traje de caldera), para posteriormente popularizarse en escenarios bélicos como la Segunda Guerra Mundial.

Eludiendo enganchones al tratarse de una única pieza lisa y en variantes como el algodón, los pilotos de aviación de este periodo popularizaron el atuendo, atribuido a lo militar pero que se convirtió también en prenda comodín para oficios ligados a lo industrial, las reformas o la construcción.

Cate Blanchett con un look de Armani y accesorios de Pomellato

Del trabajo duro al glamour

El glamur llegaría posteriormente de la mano de estrellas de cine internacionales y musas de la moda como Grace Kelly y Ava Gardner, que en el vestuario diseñado por Helen Rose portaban esta pieza, con las mangas remangadas y los cuellos subidos en «Mogambo» (1950), que ambientada en África vestía a sendas protagonistas en moda utilitaria que distaba mucho de la alta costura.

En la moda y con una visión adelantada y excéntrica que perfilaba sus creaciones, la italiana Elsa Schiaparelli ya configuró por su parte a principios de los años 40 su propia versión del mono utilitario para la mujer, en una opción reversionada que ceñía la cintura y que presentaba con un pañuelo en el cuello y multitud de bolsillos.

La firma francesa Guy Laroche firmaba el primer mono utilitario en salir en revistas de moda, un mono en tonalidad marrón también reversionada que debutó en esta categoría para la cabecera Vogue en 1964, frente a la lente de Irving Penn y combinado con una chaqueta.

Desde entonces, se ha ido afianzando en los armarios de forma cíclica, viviendo un apogeo en 2019 de la mano de firmas como Fendi, Givenchy, Alberta Ferretti o Max Mara, que lanzaban sus propias versiones sobre las pasarelas en tonalidades tierras, verdes y beis y combinadas con cinturones anchos o boinas.

Tendencia

Cate Blanchett apostando por un modelo estampado y otro en blanco, Irina Shayk en una versión ajustada en azul eléctrico y Georgina Rodríguez en una pieza blanca con los puños marcados por las franjas bicolores de Gucci fueron algunas de las responsables de convertir el mono utilitario en estrella del Festival de Cine de Venecia en esta edición.

Ahora y de la mano del movimiento “genderless” en la moda, que aboga por prendas sin género, el mono utilitario vuelve a introducirse con fuerza en las tendencias del momento, y lo hace tanto de la mano de firmas económicas como Zara, H&M o Mango como de grandes firmas que durante las pasarelas de este otoño apostaban de nuevo por la prenda.

Desde versiones con estructuras y hombreras exageradas en Balenciaga a otras estampadas y aderezadas por cinturones de eslabones de la mano de Chanel. En patrones «oversize» (holgados) y con tonalidades neón de Isabel Marant, los monos utilitarios se reinventan y se posicionan como un nuevo básico. EFE

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